Urquijo pone las pilas a Abengoa: de Atlantica Yield al Tercer Tren, la segunda gran desinversión prevista.
Abengoa vive instalada desde hace meses en un tiovivo bursátil que conecta esporádicamente con la realidad, aunque la mayor parte de los días la única razón que mueve el valor es la especulación. Este jueves, anuncia el cierre de una operación esperada, la venta pendiente a la canadiense Algoquin del 16,47% de Atlantica Yield, que cotiza en el Nasdaq porque se han cumplido las condiciones. Concluye la primera gran desinversión a un precio muy por encima de la cotización de la ‘yieldco’ (3 dólares), a la espera de nuevas inyecciones de dinero.
Urquijo cumple dos años en la presidencia y sale airoso con el punto final en la exfilial, que ha negociado personalmente, básicamente por los precios de venta. Ha entregado así, en dos etapas, el 25% en marzo, y el resto ahora, al precio pactado en abril. En los dos casos ha sido muy favorable para la ingeniería andaluza, en términos de cotización. También para la canadiense, convertida en accionista de control de Atlantica.
La bolsa reacciona con fuertes subidas, pero no es un dato de relieve: el valor sigue instalado en la volatilidad
La acción de la yieldco está en 19,36 dólares, y Urquijo ha logrado colocársela a 24,25, en el paquete más importante, y a 20,90, en el último. De media, unos 3 por encima del valor en bolsa. En total, 953 millones de dólares, en órbita con el precio que calculaba para deshacerse de su joya de la corona.
Abengoa puede neutralizar así con la primera de las dos grandes desinversiones previstas en el plan de reestructuración sus maltrechas cuentas. Ha ocurrido, gracias a la venta del 25% en los resultados hasta septiembre -con unas plusvalías de casi 110 millones de euros- y se notará en los anuales tras el 16,5%, que destinará al repago de deuda del dinero nuevo.
Por la misma razón, Urquijo ha acelerado la venta del segundo gran activo, la planta de cogeneración mexicana Tercer Tren o AT3, que quiere cerrar en el primer semestre de 2019. Ya ha sido refinanciada -en concreto, desde principios de octubre-, lo que mejora las opciones en curso.
Los detalles de la venta del 16,5% están en el comunicado de Abengoa: la operación se salda con ingresos de 285 millones de dólares netos. El importe asciende a 345, a los que hay que restar 20, por los costes de la transacción, y otros 40, que se retendrán temporalmente hasta que se liberen determinadas contingencias
La reacción en bolsa, previsible, ha sido fulminante, con una subida en los primeros compases de la sesión del 25,58% en las acciones B, hasta 0,0053 euros y más moderado en las de clase A (con derechos políticos), del 8,6%, hasta 0,0189. No tiene mayor importancia por la fiebre de volatilidad en la que se ha instalado el valor. Al cierre de la sesión, las subidas han quedado en el 4,02% las B y un 9,3% las A.
Urquijo es consciente de que el futuro de la andaluza para por el refuerzo del medular, el de ingeniería y construcción
Esa volatilidad se traslada lógicamente a la capitalización, a años luz de los 4.000 millones que llegó a alcanzar, y ahora por encima de 120, aunque hace días estaba en 60. Es la razón por la que el valor toca mínimos, como tras los últimos y flojos resultados, o se dispara un 70%, después ser seleccionada para construir siete subestaciones eléctricas en Chile.
Urquijo, no obstante, dirige la mirada a más plazo, mientras necesita nuevas inyecciones de capital para levantar el negocio y animar los pedidos, y tiene presente, en ese sentido, el acuerdo estratégico con Algonquin, concretado en la sociedad Algoquin Global Energy Solutions (AAGES), “un importante logro”, además de la muestra de una “relación especial”. De hecho, la idea es empezar a cabalgar con ella en nuevos proyectos.
El objetivo sigue donde estaba: la mejora en su negocio medular, de ingeniería y construcción, donde se juega el crecimiento potencial, como ya explicó al alejar el peligro de concurso con liquidez, aunque necesitará más.