Parece que estamos asistiendo al final del dinero fácil, de los estímulos artificiales, aunque Christine Lagarde se empeñe en mantenerlos en Europa
Si quieren ustedes saber en qué anda el Banco Central europeo (BCE), la primera autoridad NOM (Nuevo Orden Mundial) de Europa, lean el articulo “Adiós a los bancos”, de Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Sí, el conocido como MAFO, que fuera gobernador del Banco de España (BdE) con los socialistas.
Es la revolución que viene y que, como muchas otras revoluciones financieras será silenciosa en un comienzo, cruel en su desarrollo y liberticida en sus finales. Sólo tienen una ventaja: las revoluciones capitalistas suelen deshacerse por sí mismas, pero, mientras imperan, dejan muchas heridas en carne viva.
En pocas palabras, el BCE, y la idea cunde por todo el continente, se plantea prohibir los depósitos bancarios. Olvídense de la cuenta corriente. Utilice usted la moneda digital que pondrá en servicio el propio Estado -no España, sino Europa- y, aprovechando la digitalización usted dispondrá de una cuenta, no en el Santander o en Caixabank, sino en el mismísimo BCE, en Francfort. ¿No es maravilloso?
El reverso tenebroso de la alabada digitalización es el control de toda su existencia por el gran Leviatán monetario. Por ejemplo, por el BCE y la Hacienda europea
Siempre que oigo alabar la digitalización, por ejemplo a don Pedro Sánchez, me acuerdo de la cruel violación de la intimidad personal que comporta todo lo digital. Insisto: lo más grave es la violación de la privacidad, el europeo-marioneta regido por el Estado que controla hasta sus gastos más inocentes. Y controlados sus flujos financieros y sus requerimientos informativos (de esto se encarga Google), controlada toda su existencia.
Los bancos sin depósitos corren paralelos a esa obsesión por terminar con el dinero físico y el papel moneda, sustituirlo por dinero electrónico donde todo queda grabado -y gravado por el Fisco- y, aumentado exponencialmente por esa otra manía que consiste en centralizarlo todo, porque digitalización y globalización constituyen la cara y la cruz de una misma moneda.
La intromisión en la privacidad personal y familiar y el control absoluto del Estado, un Estado plurinacional y, a la postre, global, constituye lo más grave de este progresismo dial bobalicón, pero ahora me centro en los bancos.
MAFO está emocionado con que todos los bancos se conviertan en bancos de inversión, que no tengan depositantes. Así, sin depositantes, aseguran, no habrás crisis bancarias, porque no habrá dinero que devolver al titular de una cuenta corriente, que tendrá su libreta de ahorros en Francfort, en el sólido BCE, con la garantía del Estado… que no es mucha garantía.
Hágame caso: sigan pagando en metálico todo lo que puedan
Si en Podemos alguien utilizara la cabeza para pensar, descubriría que este proyecto, capitalista a ultranza, supone la mejor oportunidad, el camino más recto para conseguir una banca pública, que es la que ellos, -el comunismo siempre tiende a la morosidad y el impago, esencia de la banca pública- propugnan.
Pero vamos con las mentiras de los mentores de esta revolución letal para la banca doméstica, la gran especialidad de las cajas de ahorro y de los bancos españoles, vamos con el adiós a los bancos de MAFO:
1.Así no habría crisis bancarias, nos cuentan. Oiga, las crisis no vienen por el pasivo sino por la morosidad, por el activo, Otra cosa es que la quiebra del activo ponga en peligro a los depositantes y el dinero, como en el caso -forzado- de Bankia, debe ser cubierto por el Estado.
2.Si no hay depositantes sobra, no la mitad de la plantilla y de las oficinas, sino el 90% de sucursales y trabajadores… como poco.
3.La banca no sólo recoge depósitos y otorga créditos. En el siglo XXI, el principal papel que cubren los bancos, su principal función social, consiste en constituir el sistema de pagos de las familias: ¿se imaginan que tuvieran que pagar la luz, el agua, el colegios de los niños, etc, en cada una de las compañías suministradoras?
¿Adiós a los bancos? Buenos días, tiranía
4.De paso, con una banca de inversión te cargas el sistema de concesión de hipotecas, que ha forjado la clase media española, los propietarios, esto es, hombres libres. Todos serían deudores del Estado, y a ser posible del Gobierno global. Por el momento, paneuropeo.
5.Hablando de clase media: la financiación del emprendedor, el pequeño propietario, la pyme y micropyme, quedaría en manos del Estado supranacional. Te cargarías la financiación de esa clase media emprendedora. Estarías laminando, en resumen, al ciudadano libre.
Pero MAFO está emocionado. Se acabó el depositante, se acabó el problema, se acabó la gente. Es como los argumentos abortistas y eugenésicos: muerto el perro se acabó la rabia. Que los bancos obtengan su dinero de le emisión de bonos, en un proceso especulativo creciente, al que sólo tendrán acceso los grandes operadores. Todo será grande, lo pequeño está condenado a morir. Sólo que lo pequeño es lo eficaz, lo humano y… lo libre.
Insisto: más vale que conservemos el papel moneda (dinero en metálico), la banca privada y, sobre todo, la banca doméstica y no enorme, más vale que no todo sean bancos de inversión, más vale que se mantenga la financiación de lo pequeño, el sistema de pagos y los depósitos bancarios. ¿Para proteger a Ana Botín, a Carlos Torres o José Ignacio Goirigolzarri? No, para ser libres.
Por cierto, ¿la teoría MAFO está cundiendo en Europa y en el BCE? Sí. Lo cual tiene su peligro.
Háganme caso: de entrada, no prescinda del dinero en metálico y digitalícese sólo lo imprescindible para vivir y trabajar. La digitalización es un medio, no un fin y tiene su reverso tenebroso: usted no tendrá intimidad, y el fin de la privacidad, y de lo privado, es el fin de la libertad.