Salvador Illa y Fernando Grande Marlaska
El Gobierno socio-podemita está chantajeando a la ciudadanía: cara, yo gano; cruz, tú pierdes. Prosigue la trampa del confinamiento exitoso: si el arresto domiciliario acaba con el contagio es que he acertado, si no acaba, amplío el arresto domiciliario hasta que el virus se canse… y también he acertado.
Ejemplo, las cifras del viernes conocidas hoy sábado: baja el número de muertos pero aumenta el número de contagiados. ¿Un éxito? Pues hombre, si aumentan los contagiados…
Para que quede claro que los católicos tienen prohibido ir a la iglesia: sólo se puede salir a trabajar o a comprar comida
Es más, si el arresto domiciliario durara para siempre no habría contagio alguno. Es lo que podríamos llamar la solución final… y el éxito definitivo de Moncloa, oh sí. Podríamos llamarlo la tautología del éxito. Cara yo gano, cruz tú pierdes.
Por cierto, el confinamiento no vence al virus sino que, parece, ralentiza el contagio. Sólo eso. A pesar de la mentira continuada del Gobierno Sánchez, lo cierto es que al virus le vencerá nuestro propio cuerpo y los tratamientos y vacunas que puedan llegar.
Bueno, y el sol, que parece que no le gusta mucho al bicho. Pero lo cierto es que no estamos venciendo al virus. De hecho, no sabemos nada de él y el gobierno chino tampoco ayuda con su opacidad, que a Xi Jinping se le ha puesto cara de hereje.
Y Salvador ‘Cantinflas’ Illa sigue sin aclararse con las mascarillas: el Gobierno no quiere gastarse dinero en ellas, así que ha decidido que no sean obligatorias, sólo aconsejables
Pero todo eso casi no importa. Más grave es lo del titular de Interior, Fernando Grande Marlaska. Españolito que vienes al mundo: Marlaska utiliza el coronavirus como excusa para vigilarte, amedrentarte y si fuera necesario, encarcelarte. Sí, ninguna exageración: los delitos de odio están penados con hasta 3 años de prisión, ampliables a cuatro. Y ¿qué es un delito de odio? Lo que decida el poder.
Y te vigila, como todo un demócrata. Esta misma tarde del Sábado Santo, ha entrado en éxtasis y ha proclamado que la crítica es la base de la democracia, que él ama la crítica. Que él no vigila Internet (estamos ante un cambio de régimen y el Ejecutivo Sánchez no soporta las redes sociales). Es más, Marlaska ama la crítica en Internet pero “tutela” -ese es el término empelado- la red por si hubiera delitos de odio. Ya saben, el gran invento de los progres tan aprovechado por los lobbies de ideología de género para condenar con pena de prisión a aquel que ose llevarles la contraria.
Y prosigue la trampa del confinamiento exitoso: si acaba con el contagio he acertado, si no acaba, amplío el arresto domiciliario hasta que termine… y también he ganado
Sí, el Gobierno está vigilando la red. Y de postre, la amenaza, a dos voces, Marlaska e Illa: nada ha cambiado. A partir del lunes 13 seguiremos en arresto domiciliario (perdón confinamiento). Sólo les ha faltado añadir: prohibido ir a la iglesia.
Para que quede claro que los católicos tienen prohibido, de hecho, ir a la iglesia: sólo se puede salir a trabajar o a comprar comida. Y el cristiano que se atreva a burlar esa ley que se acuerde del miserable asalto policial a la catedral de Granada.
Mientras, Salvador ‘Cantinflas’ Illa sigue sin aclararse con las mascarillas: el Gobierno no quiere gastarse dinero en ellas, así que ha decidido que no sean obligatorias, sólo aconsejables.
¿Y quién va a poder trabajar el lunes? Se nos dirá el domingo. Para planificar con tiempo y eso. Gobierno chapucero.
Vivimos bajo la tutela de Marlaska. Y es un tipo peligroso el señor ministro.