Si no fuera por miedo, sería la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro. La chifladura del Fuenlabrada, magnificada por la presidenta del Consejo Superior de Deportes, Irene Lozano, por su inconmensurable vanidad resulta una buena muestra de lo que ocurre en España. La que se ha armado, con demandas incluidas porque unos jugadores del Fuenlabrada den positivo en un país con casi 300 brotes abiertos, da muestras de la histeria reinante en España… y me temo que en el mundo.

Seguimos sin saber nada del virus (ahora ataca a jóvenes y adultos) y sin tratamiento (de vacuna ni hablamos). Continuamos en medicina preventiva

Al tiempo, el caradura del ministro de Sanidad, Salvador Illa ha descubierto que la descentralización es una gran cosa: ahora son las comunidades autónomas las que se encargan de luchar contra el coronavirus. Illa puede dedicarse a aplaudir a Sánchez y Sánchez a dejar que le agasajen. De paso, don Salvador esconde su fracaso cuando le tocó afrontar la epidemia: aplicó un confinamiento sádico y, aún así, fue el país europeo (salvo Reino Unido, que al final nos superó) con la cifra más alta de muertos por habitante.

La realidad: los contagios se han triplicado y con ello la histeria, pero el virus es mucho menos letal que en marzo. Esto es lo segundo más importante.

El consejo más necesario: viva normalmente y no se angustie. No merece la pena y es contraproducente

Ahora bien, y esto es lo más relevante, seguimos sin saber nada del virus (ahora ataca a jóvenes y adultos) y sin tratamiento (de vacuna ni hablamos). Continuamos en medicina preventiva. 

El consejo más necesario: viva normalmente y no se angustie. No merece la pena, es contraproducente y no colabora a su salud ni a huir del virus. Porque en España, es triste decirlo, hay personas, no pocas, que no han salido de la cabaña desde el 14 de marzo y ya se les está escamando la piel: tienen miedo y la histeria le domina. Le llaman “histeria Simón’.