AstraZeneca sacó -en colaboración con la Universidad de Oxford- la primera vacuna contra el Covid-19, basada en el vector viral (en la inyección del propio virus)
La postura del Gobierno de España era insostenible y este lunes, la ministra Darias ha paralizado temporalmente el suministro de la vacuna de AstraZeneca. Los efectos secundarios registrados durante este fin de semana, concretamente 11 casos de eventos tromóticos en diversos países europeos, uno de ellos en España, ha llevado a la ministra a tomar la decisión. En nuestro país, es un caso de casi un millón de personas vacunadas con AstraZeneca.
Por supuesto, nada ha tenido que ver que previamente, Francia, Alemania e Italia, han decidido paralizar esta vacuna. Y, por supuesto, nada tiene que ver que Andalucía, Asturias, Canarias, Castilla y León, Cataluña y Comunidad Valenciana, decidieran interrumpir el suministro de la vacuna de AstraZeneca entre la población.
Resulta muy llamativo el empeño, no sólo del Gobierno Sánchez, sino de la propia Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) en defender al laboratorio británico. La EMA, que se reunirá este martes, sigue manteniendo que no hay indicios de que la vacuna haya sido la causante de esos efectos adversos, “que no figuran como efectos secundarios de esta vacuna”.
Incluso la OMS apoyó al laboratorio: “Hay personas que mueren todos los días, por lo que es normal que haya personas que han sido inmunizadas y mueren. Los informes disponibles hasta ahora no establecen una relación directa con los trombos ya que este porcentaje se ha observado también entre la población general”, aseguró Mariângela Simao, subdirectora general de la OMS para el Acceso a Medicamentos y Productos Sanitarios.
Once casos de 17 millones de vacunados no son muchos, ciertamente, pero más que suficientes para paralizarla. Además, conviene recordar que todo esto sucede después de los desplantes y los incumplimientos del laboratorio con Europa. Y Bruselas, lejos de cancelar y demandar al laboratorio, lo sigue apoyando, ante los rumores de soborno que circulan por los pasillos del Parlamento Europeo.