Senén Touza, el hombre de la banca para salvar Duro Felguera
La banca acreedora, clave en el proceso de reestructuración de Duro Felguera, ha fichado a Senén Touza para salvar el grupo asturiano. Se ha incorporado, en concreto, como chief reestructuring officer (CRO) con categoría de director general. La banca ha tomado esa decisión al tiempo que espera un nuevo plan de negocio de la ingeniería.
La mano de Touza ya se ha visto en el último informe con los resultados del primer semestre, que afloraron desviaciones importantes de costes por deterioro en ciertos proyectos del plan estratégico. El efecto fue demoledor en bolsa, donde perdió la mitad del valor en un día, el viernes 28 de septiembre, con un precio por acción de 0,01 euros. La lupa exigente de Senén sobre las cuentas tiñó de negro algunos de los resgistros contabilizados, además de unas pérdidas, más reales, de 54,9 millones.
Con Senén Touza, responsable del área de reestructuring de Deloitte en España, se repite de algún modo la historia de Pescanova, donde su cometido fue exactamente el mismo que ahora tiene en Duro Felguera. Se ha convertido así en el mejor reestructuring, al menos desde el punto vista contable, del proceso de rescate y estabilización de importantes compañías españolas.
Touza analizó la últimas cuentas, más reales, de la ingeniería, que provocaron la pérdida de la mitad de su valor en bolsa
En Pescanova llevó la reestructuración de la deuda y el proceso de saneamiento, como una especie de administrador en la sombra, que será su trabajo a partir de ahora en la ingeniería asturiana. El objetivo es gestionar y contabilizar mejor, con un ejercicio de realismo, para evitar sustos en el futuro, como lo han sido en las cuentas del primer trimestre la desviación de costes de 30,3 millones en proyectos en energía y petróleo & gas y las provisiones de otros 8 por arbitrajes, con un recorte de caja de 38 millones (el 40% de su capitalización hasta viernes).
Se trata de un más difícil todavía, como quien dice, después de que Duro Felguera cubriera la ampliación de capital (125 millones) exigida también por la banca acreedora, y rebajara la deuda con dinero nuevo a 85 millones. Ahora tiene por delante escapar de esa crisis, que le podría haberle llevado a concurso, con el viento en contra en la evolución de las ventas (-30,4%), el Ebitda (en pérdidas de 48,2 millones), la caída del 87,4% en la contratación y los retrasos en los cobros (33 millones) y contratación (180).