Limitar el precio de los alquileres no funciona
El alquiler es el nuevo tótem de la izquierda, lo que implica justo eso que están pensando. Al decreto ley aprobado por el Gobierno socialista en marzo, en el último Consejo de Ministros de la legislatura, se une ahora la norma aprobada por la Generalitat que, entre otras medidas, sustituye el IPC por el Índice de Garantía de Competitividad (IGC) para actualizar las rentas. El IGC se obtiene comparando el IPC español con la variación de precios de la eurozona. Pero tranquilos, porque a pesar de que el IGC lleva cuatro años en negativo, las rentas no tendrían que bajar y se quedarían como están.
Lo más significativo de la norma catalana es, sin embargo, la imposición de un precio máximo de alquiler, una medida reivindicada por Unidas Podemos desde antes de cambiar el nombre del partido. El Gobierno de Pedro Sánchez no lo incluyó en su real decreto, pero sí lo ha hecho la Generalitat.
Lo más significativo de la norma catalana es, sin embargo, la imposición de un precio máximo de alquiler, una medida reivindicada por Unidas Podemos
Asi, las rentas no podrán superar en un 10% el índice de referencia en ciudades y barrios concretos, donde exista una “falta acreditada de vivienda asequible”. El citado índice se calcula según las fianzas presentadas en el Institut Català del Sòl, (Incasol), el organismo de la Generalitat encargado de gestionar todas las materias de urbanismo.
Si se trata de viviendas con singularidades no previstas en el índice de referencia, el límite se amplía hasta el 15%. Si, además, se trata de una vivienda nueva o que ha sido reformada íntegramente, el límite pasa a ser del 20%, pero solo durante los primeros cinco años. En definitiva, bajo el argumento de facilitar el alquiler, la medida va a lograr justo lo contrario: provocará que muchos propietarios dejen de alquilar sus viviendas, lo que disminuirá la oferta y subirá los precios.
Y cuidado, porque la segunda parte no tardará en llegar: multar a los propietarios con pisos vacíos. Intervencionismo puro y duro, esto es, lo que le gusta a la izquierda.