Freixenet y Codorníu han dejado de ser españolas: ahora son alemana y estadounidense...
Parece que la pérdida de la españolidad no es lo peor que podría pasarles a Freixenet y Codorníu, pues ahora está en peligro su prestigio. Y es que sus nuevos dueños, el gigante alemán Dr. Oetker (en concreto, su división vinícola Henkell) y el fondo de inversión estadounidense Carlyle, respectivamente, quieren vender vino espumoso de peor calidad bajo estas dos marcas tan reconocidas y apreciadas.
Freixenet y Codorníu tienen facturaciones elevadas pero los márgenes son pequeños. Esto hace que hayan perdido rentabilidad y hayan dejado de dar dividendos, lo que ha generado divisiones familiares entre los propietarios, las cuales han puesto en bandeja que cayeran en manos extranjeras. La primera en manos de los alemanes y la segunda en las de los estadounidenses. Esta última operación ya cuenta con el visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y se someterá a votación en la Junta de Accionistas de Codorníu el próximo 31 de octubre.
Por disputas familiares, estas dos emblemáticas firmas de cava han acabado en manos extranjeras
La pretensión de Dr. Oetker y Carlyle de vender vino espumoso de peor calidad podría colar en los mercados anglosajones, pero lo preocupante es que empezarían a asociar a las prestigiosas marcas de Freixenet y Codorníu con vinos que estarían lejos del nivel de lo que un día fueron. Asimismo, también podría implicar cambios en la producción, pues no tendría por qué producirse en Cataluña…
Y ojo, porque parece que Henkell ya ha empezado a dar pasos en este sentido. En su primer encuentro con la prensa, tras entrar en Freixenet, ha hablado de integración de las estructuras en sus principales mercados (Alemania, EEUU, Reino Unido y Francia) y de la venta de las bodegas de vino tranquilo (situadas en España y la ciudad francesa de Burdeos) para reducir deuda y reforzar su apuesta por el vino espumoso.
Paralelamente, conviene destacar que ahora mismo el único cava que es rentable en España es el de la marca Jaume Serra, propiedad del grupo José García Carrión (JGC) que hoy dirige el bisnieto del fundador.