Moncloa
La política española, mal que le pese a alguno, gira estos días en torno a dos nombres propios: Dolores Delgado y Pedro Duque. La ministra de Justicia, por sus conversaciones con José Villarejo cuando era fiscal, y el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, por tener dos casas de lujo a nombre de una empresa. Mientras, el capitán del barco se marcha de gira por Nueva York.
Los dos están en un momento muy delicado, aunque el que realmente preocupa en Moncloa es el caso Duque, a pesar de que el caso Delgado es mucho más grave: al astronauta sí se le podría imputar un ilícito fiscal y eso son palabras mayores. Ya saben: en la vida solo hay dos cosas seguras: la muerte y Hacienda.
A Duque no le ha quedado más remedio que admitir irregularidades
Lo cierto es que las declaraciones realizadas por Duque este viernes desde Bruselas no han convencido a nadie, después de que El Economista publicara que la firma del ministro obtuvo 72.500 euros en devoluciones fiscales desde 2005 y desmintiera así la afirmación del ministro un día antes: “Creo que no ha habido ahorro real de impuestos en absoluto. No tengo nada más que decir”, aseguró Duque, el jueves.
Así las cosas, a Duque no le ha quedado más remedio que admitir irregularidades. “Estoy a disposición de Hacienda para presentar toda la información necesaria y si hay algún error que hayamos cometido lo subsanaremos”, ha explicado a su entrada a la cumbre de Competitividad europea.
«No se puede permitir tener ninguna sombra de duda en su compromiso con la regeneración democrática», afirma Belarra
Inquietud en Moncloa y caos en Podemos. Su portavoz adjunta, Ione Belarra, ha ignorado el pacto de no agresión entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez y ha exigido la dimisión de Duque. “Lo que tiene que hacer el presidente es cumplir su palabra porque el Gobierno salido de la moción de censura no se puede permitir tener ninguna sombra de duda en su compromiso con la regeneración democrática”, ha sentenciado, para sorpresa de propios y extraños.
Porque, efectivamente, cuando estalló el escándalo de la conversación de Dolores Delgado con el excomisario Villarejo, Iglesias llegó a decir que la ministra, no solo debía dimitir, sino que tenía que alejarse de la política. Solo un día después, el líder morado calificó el asunto de vergonzoso pero no volvió a exigir la salida de Delgado. Y con Duque, otro tanto. Ha admitido que está muy mal lo que ha hecho pero…
Algunos creen que Belarra tiene las horas contadas. Y todo por decir algo que está en boca de muchos, también del PSOE.