La España subvencionada no funciona
El martes 11 hubo dos intervenciones ministeriales como para escapar de España por la frontera de Irún. Por una parte, la de la vicepresidente tercera, Yolanda Díaz, tras el Consejo de Ministros, una enloquecida hagiografía de la norma conocida como ley ‘Riders’, protestada por los presuntamente beneficiados: los ‘riders’.
Díaz ha decidido protegerles impidiéndoles ser autónomos… que es lo que ellos quieren ser. No desean la ‘protección social’ que les ofrece doña Yolanda con el dinero de los demás, y que significa ganar menos, ser menos libres y… acabar contratados, no por las plataformas, sino por subcontratas de las plataformas, que son peores. Para eso, mejor autónomos sin derecho a paro, a bajas laboral y con escasas perspectivas de pensión, pero ganando más y con más libertad. Y si la comunista Díaz no quiere que sean falsos autónomos… que cambien la normativa sobre falsos autónomos (menos del 70% de los ingresos procedentes de un sólo pagador). Es decir, que baje los impuestos laborales para empresas, asalariados y autónomos… que es lo que debería hacer.
En la España de Sánchez se premia al indolente y se extorsiona a quien produce para el bien común
¿Por qué ese empeño de la comunista Yolanda Díaz en meter a todo el mundo en Seguridad Social? Para cobrar más impuestos, naturalmente. Los mismos impuestos que le financian a ella, lo mismo que financian el monstruoso aparato estatal que tanto gusta a los comunistas y que constituye un verdadero robo a la propiedad privada.
Pero la intervención de José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social -o sea, ministro de subvenciones públicas-, inmediatamente después. no fue mejor: produce sonrojo ver a este economista veterano, antaño en el Servicio de Estudios del BBVA, cantar las excelencias de los ertes y asegurar que esa misma semana bajaría de los 600.000. Lo que hacen algunos con tal de ser ministros, aunque sea de Marina.
Los ertes, tan defendidos por Escrivá, no son sino un subsidio de desempleo para mantener un empleo ficticio. Y para eso, ¿no hubiera sido más sencillo haber cerrado las empresas o bien subir el subsidio de desempleo, en lugar de mantener empresas zombis con dinero público?
Los ertes mantienen empleos artificiales con un coste inasumible para el empleo real
En pocas palabras, hemos entrado en la era de los ertes permanentes por mor de La señora Yolanda y el señor Escrivá. O lo que es lo mismo: Escrivá y Yolanda nos imponen el reparto de la miseria. La España sanchista no es una España que produce, es una España de clases pasivas subvencionas. No es una sociedad activa sino limosnera. Es… el reparto de la miseria.
Y de paso, ambos ministros asfixian al autónomo. Escrivá, por ejemplo, volvía a amenazar ayer con que los autónomos coticen por sus ingresos reales. Es decir, va a acelerar la única vía de escape que tenía el ciudadanos más productivo y más libre -el profesional, el autónomo, el emprendedor- para que la cuotas sociales no le lleven a las colas del paro.
Lo peor de todo es que -ya está sentenciado- los fondos europeos no se utilizarán para crear empresas y empleo, sólo para subvencionar el consumo. Eso sí, consumo económico y digital. Demos por bueno el objetivo de una España más verde y más digital y pongamos el ejemplo verde. En él, pueden emplearse los fondos europeos, bien para montar empresas y empleo capaces de reducir el consumo energético de los hogares… o bien conformarte con subvencionar la trasformación hacia ese menor consumo energético con tecnología y patentes fabricadas fuera. Posiblemente en la alabada China, que es el país más contaminante del mundo. España ha optado por lo segundo.
Volviendo a los ertes: lo peor no es que mantengan empleos de forma artificial sino que lo hacen con un coste inasumible para el empleo real y productivo.
Y mientras, el gasto en pensiones continúa creciendo, imparable
Y más reparto de la miseria: la ministra portavoz, María Jesús Montero, ha detenido el sablazo fiscal, al igual que Torrente Ábalos retrasará el cobro de peajes en todo tipo de carreteras. Ambos porque si no lo hacen, saben que perderán votos. Ahora bien. No han renunciado a, no sólo a mantener, sino incluso a aumentar la recaudación por cuotas sociales… el principal enemigo de la creación de empleo.
En la España de Sánchez se premia al indolente -de grado o por fuerza que ahora no entro en ello- y se extorsiona a quien produce algo para el bien común. Una España mendicante.
Y mientras, el gasto en pensiones continúa creciendo, imparable, mientras Escrivá advierte que sus reformitas por consenso se van a poner en práctica casi de inmediato. No servirán para nada mientras no se retrase la edad de jubilación y se financien las pensiones con IVA. No, no servirán para tapar el agüero negro de las pensiones en una España envejecida, pero demostrarán en la tele pública que él es un ministro muy activo.