Tampoco en Venezuela creían que el comunismo fuera posible.
Holanda (perdón, Países Bajos), un país tan progresista que fue pionero en la implantación de la eutanasia (2004), ha dado un paso de gigante en la liberación… de la vida.
Se llama píldora Drion, también conocida como D-66. La compras en la farmacia, te la llevas a casa y te matas tan ricamente. Y lo más importante: no hace falta una razón, Por ejemplo, una enfermedad degenerativa, agudos dolores debidos a cualquier patología o depresión profunda. Simplemente, basta con que quieras suicidarte, con que estés cansado de vivir, aburrido de la vida.
No hace falta que sufras enfermedad alguna: basta con que estés “cansado de vivir”
Hay que reconocer que, dentro de la barbarie, la ya conocida como D-66 (por el partido liberal Demócratas 66, que la ha propuesto) supone todo un avance: así no lías a un tercero, el médico, o a un cuarto, la conciencia de todo un país. Te quitas de en medio que, por otra parte, es lo que han hecho todos los suicidas desde la antigüedad hasta hoy: suicidarte sólito y no molestar la conciencia del prójimo.
Cierto que los liberales (sí, liberales, no socialistas) holandeses simplemente han incoado un informe gubernamental y que la medida todavía no ha sido debatido, pero apuesto doble contra sencillo a que la nueva barbaridad se llevará a efecto. En cualquier caso, tal es la intención. Por ahora, hay progres que braman contra la falsa noticia, pues lo único que hay es un informe que analiza el Gobierno holandés. Es como cuando se dice en un país que se va a abrir un debate sobre el aborto. No lo duden: se trata de aprobar el aborto sin debate alguno.
Del aborto libre al aborto obligatorio o derecho al aborto. Con la eutanasia ocurrirá lo mismo, tanto en España como en los Países Bajos
Y una vez legalizado, comienza el proceso letal para trocar lo bueno en malo y lo malo en bueno. El aborto -como ahora la eutanasia, pasa de ser algo despenalizable a constituir ¡un derecho! Nada menos que el derecho de una madre a asesinar a su propio hijo en su propio seno. Con la eutanasia lo mismo.
Insisto, con la eutanasia ocurrirá lo mismo que ya ha ocurrido con el aborto: primero entreabres la puerta del homicidio contra el indefenso débil y luego lo conviertes en un derecho en constante crecimiento hasta acabar en el infanticidio obligatorio (pobre de aquel médico que oponga objeción de conciencia) o que pretenda mantener con vida a un niño con la esperanza de curación futuro… que esto es en lo que estamos ya.
Con la eutanasia en España la técnica es la misma: primero lo lanzas como una dolorosa y misericordiosa decisión par evitar sufrimientos insufribles… y acabas con viejecitos holandeses que se empadronan en Alemania, junto a la frontera, para evitar que a alguno de sus herederos progresistas no se le ocurra ser demasiado misericordioso con ellos.
El suicidio es el peor de los homicidios. Y el más desgraciado y desagradecido
Al final -la ciencia adelanta que es una barbaridad- acabas en la píldora que se compra en las farmacias y se autoadministra: la Píldora del Día Después (PDD), es decir, después de fornicar, para matar al niño producto de una noche loca, en el caso del aborto, o la programada D66 para acabar con la vida… porque soy tan cobarde que me he cansado de vivir. Para la sociedad es un chollo: suicídate solito y ya iremos a recoger tu cadáver o tus cenizas.
Eso, por no hablar de que la píldora de Drion, que toma el hombre del muy prestigioso juez e intelectual holandés Huib Drion, puede resultar un sistema magnífico para solucionar el problema de las pensiones, producto del envejecimiento de la población.
Y de la misma manera que hemos pasado del aborto libre al aborto obligatorio, no lo duden, pasaremos de la legalización de la eutanasia al suicidio forzado. Sólo que ya no asistido por un tercero, sino por un laboratorio con ánimo de lucro.
Y ahora piensen en todo este recorrido descrito. Países Bajos comenzó su andadura suicida en 2004. España comienza el viacrucis eutanásico en 2020, con los insignes intelectuales Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ambos extraordinariamente progresistas. Y no se cuántos españoles son conscientes del infierno en el que nos introducen… ambos progresistas.
No hay peor homicidio que el suicidio. Además, es el más desagradecido de todos, el desprecio supremo a la vida que nos ha sido dada sin que la pidiéramos. Todo de lo más alegre.