La central nuclear de Almaraz será la primera que cerrará en España: el reactor I en 2027 y el II en 2028
El diplomático argentino Rafael Mariano Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas, tiene claro cómo debe ser el futuro en energía y cómo llegar. “En cualquier modelo de transición energética el aporte nuclear es indispensable”, ha señalado en una conversación telemática organizada por Foro Nuclear. ¿Lo habrá oído la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera? Ojalá, pero nos tememos que no, porque sigue empeñada en cerrar los siete reactores españoles entre 2027 y 2035.
Grossi cuenta con más de 35 años de experiencia en la esfera de la no proliferación y el desarme, y el próximo jueves se cumple un año de su toma de posesión al frente de la OIEA. “La nuclear aporta más del 10% de la producción eléctrica mundial y más de un tercio de la energía limpia, por lo que tiene su lugar en el mix energético y en la protección ambiental”, ha destacado. Y ha recordado que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), un organismo científico creado en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, “predice en todos sus modelos que sin la energía nuclear sería imposible reducir las emisiones contaminantes y cumplir los acuerdos internacionales en esta materia”.
“La nuclear aporta más del 10% de la producción eléctrica mundial y más de un tercio de la energía limpia, por lo que tiene su lugar en el mix energético y en la protección ambiental”, defiende Grossi
El director general del OIEA ha señalado que “hay 60 países interesados en entrar en el mundo nuclear”. De hecho, Emiratos Árabes Unidos ha irrumpido hace unos meses con la puesta en marcha de su primera central nuclear, denominada Barakah. Es, por ahora, el último país en hacerlo, por lo que la energía nuclear está presente actualmente en 32, con 448 reactores operativos. Sin embargo, España, como bien saben, quiere cerrar los siete reactores que aún tiene en operación entre 2027 y 2035, a pesar de que es la que más electricidad aporta y que lo hace sin emitir CO2, por lo que contribuye a la lucha contra el cambio climático y demuestra su complementariedad con otras energías renovables (solar, eólica, hidráulica…).
La vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, sigue pasando de todos estos datos. Pero Grossi no sólo los valora, sino que también ha subrayado el “récord implacable en seguridad” del sector nuclear en nuestro país. “Los profesionales nucleares tenemos en nuestro ADN la seguridad de nuestras centrales”, ha añadido Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear.
El CEO de Endesa, José Bogas, ha señalado que “no tiene ningún sentido cerrar las nucleares ahora” y “hay que pelear” con el Gobierno por bajar algunos de los impuestos que gravan a estas centrales para que tengan rentabilidad
La OIEA “ofrece, por un lado, seguridad porque controla la no proliferación” y ayuda a los países a la utilización de la medicina nuclear, por ejemplo, con tratamientos de radioterapia en África. Desde este organismo “intento impulsar en todo debate público sobre la energía nuclear la información basada en datos empíricos y no en ideologías”. Y es que Ribera debería tener en cuenta que muchos expertos defienden esta tecnología, entre ellos, el visionario Negroponte, o incluso, el Partido Verde finlandés.
Paralelamente, este miércoles, el CEO de Endesa, José Bogas, ha señalado que “no tiene ningún sentido cerrar las nucleares ahora” y que más que plantear esto “hay que pelear” con el Gobierno por bajar algunos de los impuestos que gravan a estas centrales, para que su rentabilidad sea “razonable”. Y es que estos extracostes hacen que con los actuales precios no haya rentabilidad para la empresa, y también ha subrayado la necesidad de bajar el precio de la electricidad, porque el 50% del coste del recibo de la luz es “absolutamente prescindible, ya que son políticas energéticas o impuestos”.