Mohamed VI lanza a su ejército de desesperados contra España
Lo dicen los israelíes, que algo saben de enfrentamientos con musulmanes: “Para los árabes, la guerra es una cuestión de familia”. Lo de dejar a las madres y a los niños en casa, a buen recaudo, lo de que la guerra es una cuestión entre militares donde a los civiles se les respeta, lo de salvar a los menores… es una de las muchas cuestiones nobles de la denostada Edad Media. Es la modernidad la que inventa el bombardeo sobre ciudades y los islámicos los que inventan, en su eterno enfrentamiento con los cristianos, no ya la inclusión de civiles en la guerra, sino, con el islam, la utilización de la propia familia, de la madres y de los menores como ariete en la batalla. La modernidad es cobardía y el fruto más granado de la modernidad, el progresismo, es lo más cobarde que imaginarse pueda. En este sentido, Mohamed VI es un gran progresista: un tirano que se aprovecha de las debilidades de las democracias occidentales de origen cristiano.
La prensa española no puede “demostrar” que la invasión estaba programada por la policía marroquí
Lo ocurrido el lunes 17 y el martes 18 en Ceuta, y en parte en Melilla, no es sino una invasión donde el general invasor, el Rey de Marruecos, ha utilizado a los desesperados como misiles humanos frente a España. Su mensaje es: no les podéis disparar para salvaguardar las fronteras. Debéis permitir que saqueen Ceuta, que entren en las hogares, que practiquen el vandalismo, que roben, insulten, agredan, etc. Si no, españoles cruzados, sois unos racistas.
De hecho, si queréis que sea yo quien les dispare y maltrate yo para que no crucen la frontera, tendrás que pagarme y obedecerme, cada vez más, Y pobre de ti si me desobedeces.
Por cierto, muy bueno lo del secretario de Estado USA, el del alabado Joe Biden, es decir, Antony Blinken, calificando, mismamente ayer, a Marruecos como “socio estratégico”. Muy oportuno.
Ahora bien, el mal no está en Rabat, está en Madrid. El problema no es Mohamed VI sino Pedro Sánchez. Los ceutíes lo saben y por eso abuchearon al presidente quien el martes viajó a Ceuta… aún no sabemos a qué.
Es la guerra mora de Mohamed VI: lanzad a los desesperados para conquistar Ceuta y Melilla. “Son seres humanos”, llora Yolanda Díaz. Y los ceutíes también, señora vicepresidente.
El mal está dentro: mientras ardía Ceuta, Rufián blasfemaba en el Congreso, Montero se dolía por ellos, ellas y ‘elles’ y Baldoví arremetía contra los “repugnantes” patriotas
En el entretanto, Pedro Sánchez no exhibe la fortaleza de España parando a los invasores por la fuerza, que es la única forma y atacando -sí, he escrito atacando- a los marroquíes que utilizan a los desesperados. No, Sánchez se exhibe a sí mismo, en helicóptero y, naturalmente, los ceutíes le reciben a gorrazos.
En paralelo, la prensa española no puede “demostrar” que la invasión estaba programada por la policía marroquí. Mis colegas, entre los que la corrección política es norma no escrita, acusan sin necesidad de pruebas cuando conviene pero, como diría un castizo, se la atan con papel de fumar cuando se trata de acusar a tu atacante. Esto es, como no hay pruebas fehacientes de que fuera el propio Reino de Marruecos quien haya lanzado a los misiles humanos contra España, no podemos asegurarlo.
Pero el mal no está en Rabat, está en Madrid. Mientras ardía Ceuta, el majadero de Gabriel Rufián blasfemaba en el Congreso, la ultra-majadera de Irene Montero se dolía por ellos, ellas y ‘elles’ y su ley transexual y el majaderísimo de Joan Baldoví arremetía contra los “repugnantes” patriotas que convierten una crisis migratoria en un invasión. Estos son los socios de Sánchez, el que tiene que defender a los ceutíes.
Nunca como hoy puede decirse que los españoles tenemos el Gobierno que nos merecemos, Y según el CIS, el PSOE sigue siendo el partido más votado, que conste.
Es la cobarde guerra mora de Mohamed VI. Y España debe responder. Pero el cobarde de Pedro Sánchez y la cobardica progresía española no lo harán.