El Consejo de INDRA ha paralizado el proyecto 'smart people' de Moncloa
Como ya viene siendo costumbre, a cierre de mercado del miércoles 29, Indra, la sociedad presidida por Fernando Abril-Martorell, ha presentado sus resultados correspondientes al primer semestre del ejercicio.
Me pueden creer que durante estos duros tiempos de confinamiento, cuando repasaba notas y actualizaba datos de empresas, la primera que me venía a la memoria, cuando los datos se referían a plantillas, era Indra. Siempre he pensado que una sociedad que factura 1.484 millones de euros (M€) en un semestre como el actual y en ámbitos como el de sistemas de defensa, sistemas electrónicos o de ‘outsourcing’, tenga una plantilla media de 49.582 personas… Porque, un ejemplo, un banco internacional como el Santander tiene sobre 194.000, en un momento de crisis como el que estamos viviendo. Entonces, ¿qué debería hacer Indra?
¿Despedir a media plantilla?, ¿Aguantar el chaparrón de las perdidas?
Todo esto viene a cuento de que también para Indra está resultando muy dura la gestión económica del COVID-19, yo diría especialmente dura, porque aunque los ingresos ordinarios 1.483,3M€, hayan sido un 4% inferiores a los del mismo periodo de 2019, los márgenes, como ya hemos dicho en varias ocasiones, son muy estrechos en estos negocios.
En su mayor parte, proceden de adjudicaciones mediante concursos y, a pesar que los aprovisionamientos y otros gastos de explotación, 493,8M€ un 10% inferiores al pasado ejercicio, te pillan con el paso cambiado. Además, has de realizar saneamientos por 95M€ debidos ya que tus sistemas, estructuras y modelos de producción han saltado por los aires con la pandemia y ya no sirven para unos modelos en los que la digitalización y el teletrabajo se van a imponer.
Y te encuentras al final, primer semestre del ejercicio, con un EBITDA de -17,9M€, cuando en el pasado ejercicio en estas mismas fechas habías registrado +142,0M€, 159M€ más y tu presupuesto anual por los aires.
Indra nos dice que, con estos ajustes estructurales, esperan ahorros anuales, a partir de 2021, de 100M€ y que los costes de estos cambios serán de 165M€ en total, incluidos los 95M€ ya contabilizados en 2020. También esperan en una, yo creo, previsión muy optimista llegar a unos ingresos de entre 3.150 y 3.200M€ que sería duplicar los actuales y alcanzar entre los 120 y los 135M€ de resultado antes de deterioros de intangibles.
Para cerrar el detalle de la cuenta de resultados, nos queda por ver que el resultado financiero -19,8M€ ha sido mejor en un 11,9% que el del pasado 2019 a pesar de que la deuda, 1.497M€ es superior en 90,7M€. El resultado neto es de -74,6M€. 108,5M€ inferior al registrado en 2019.
La crisis, tal como ha indicado su presidente, ha afectado de forma muy diferente a las dos ramas de negocio de la compañía, y mientas que los ingresos de T&D (transportes y defensa) descendieron un 7,5% en el semestre y las ventas un 8,3% en el segundo trimestre. La división de MINSAIT los ingresos crecieron un 1,7% en el semestre y las ventas del segundo trimestre descendieron un 2,5%. Los márgenes operativos de las dos divisiones registran descensos en relación con el pasado ejercicio, siendo T&D la que pierde 31M€ respecto a 2019 (-5,2%) y MINTSAIT 28M€ (-2,7%).
A pesar de la crisis, la contratación neta de la compañía alcanza los 2.087M€ un 8,1% más que en el pasado ejercicio y la cartera de pedidos con un crecimiento del 15,3%, llega a los 5.09M€, lo que hace que su presidente se muestre muy optimista en la pronta recuperación de la cuenta de resultados. Yo añadiría con el permiso del COVID-19.
La deuda financiera alcanza los 1.497M€, 91M€ más que en 2019 y el saldo de efectivo y equivalentes asciende a 827,3M€, 27,2M€ menos que en el periodo anterior.
Complicada veo la situación de Indra en el caso que tengamos un episodio con el COVID como el vivido en el periodo de confinamiento, hay situaciones en su negocio de T&D que, por su naturaleza, requieren una movilidad que es estos momentos puede ser impensable, si en cambio la división MINSAIT, puede aprovechar las sinergias de la experiencia de estos últimos meses y además de ofrecer a terceros, auto aplicarse soluciones que no interfieran con las recomendaciones sanitarias.
Y naturalmente, la bolsa ha castigado a don Fernando.