Pablo Iglesias e Isabel Celaá
En la política española podemos legalizar el asesinato (aborto, eutanasia), pero no atentar contra la cortesía parlamentaria. Como esas señoras que confunden la pureza con la higiene o como esos señores convencidos de que un hombre no puede ser santo y excéntrico, condiciones ambas perfectamente compatibles. Son maneras de confundir fondo y forma, un feo vicio intelectual.
Así, la más grandiosa hipocresía -y mira que el campeonato está difícil- del Gobierno frentepopulista formado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias consiste en que han empleado el estado de alarma porque con el estado de excepción no podrían aprobar legislación ordinaria, salvo en muy determinados casos.
Sánchez e Iglesias han aprovechado el confinamiento para lanzar leyes cristófobas, homicidas y liberticidas
El objetivo de Sánchez e Iglesias era un periodo de impunidad, con la población española amilanada, encerrada en sus casas, presa del miedo al virus y que al mismo tiempo ellos no redujeran un ápice su sectarismo homicida. Ejemplo, han seguido negociando la ley de eutanasia y han aprovechado para lanzar un ataque -que es principal, no secundario- contra la Eucaristía y contra el derecho fundamental a la libertad religiosa (o libertad de culto).
Pero todo ello sin interrumpir la gestación de leyes cristófobas, homicidas y liberticidas como la ley de Educación de Isabel Celaá, que pretende cargarse la enseñanza católica española o la precitada ley de eutanasia. Por cierto, muy apropiada, muy pertinente, cuando el coronavirus se ha ensañado con los ancianos. La ley de eutanasia será como un segundo coronavirus. En este caso, añadirá al dolor la ofensa y la infamia.
La frivolidad de los políticos españoles: se puede imponer la buena moral, que no los buenos modales
Eso sí, todas estas barrabasadas serán perpetradas con unidad, diálogo y concordia. Es la gran frivolidad y la grandísima hipocresía de los políticos españoles de izquierda. Olvidan que se puede imponer la buena moral, que no los buenos modales. Estos son importantes, pero variables. La moral nunca varía.
Hipocresía de la izquierda española y cobardía de los políticos de derechas españoles, que no se atreven a hablar de derecho a la vida o de la defensa de fe cristiana, no les vayan a llamar ultras o beatos. Prefieren imponer la cortesía parlamentaria, pero no la buena política.
Porque la moral es una, los modales dependen de las costumbres
Pues recuerden: se puede imponer la buena moral, que no los buenos modales. Porque la moral es una, los buenos modales son muchos y tienen muchos códigos, según latitudes, altitudes, según sociedades, pueblos y tradiciones.