- El plan de desinversión inmobiliaria empezó hace tres meses, pero no hay detalles de posibles compradores o precio.
- Busca reducir su morosidad por debajo del 7% en 2018, desde el 13% que registró en el primer trimestre del año.
- También reducir la deuda bruta de activos adjudicados por alquileres y ventas en 1.885 millones, hasta 2019.
- Mientras, tiene el amparo de la CNMV, que ha prorrogado su defensa ante los bajistas. Con el Popular, sin embargo, el regulador bursátil no movió un dedo.
- Y ojo, tras el nuevo ERE, que afecta a 525 empleados, no hay que olvidar que se acerca la segunda oleada de fusiones: y a Caixabank le gusta Liberbank.
Tras la resolución del Popular y su adjudicación al Santander, los ojos se pusieron en
Liberbank,
que necesita más capital o vender. Por el momento, su presidente,
Manuel Menéndez (
en la imagen), insiste en la segunda opción y se lanza a las
ventas para mantener su
independencia: ahora le ha tocado el turno a su filial inmobiliaria,
Mihabitans, según la
nota enviada a la CNMV.
El plan de desinversión inmobiliaria empezó hace tres meses, pero no hay detalles de posibles compradores o precio. Así, Liberbank busca
reducir su morosidad -su gran lastre- por debajo del 7% en 2018, desde el 13% que registró en el
primer trimestre. También pretende bajar la deuda bruta de activos adjudicados por alquileres y ventas en 1.885 millones entre este año y 2019.
Mientras, tiene el amparo de la
CNMV. Y es el que el mes pasado, el regulador que preside
Sebastián Albella se lanzó a defender a Liberbank de los
ataques bajistas y recientemente,
ha prorrogado dicha protección. No olviden que con el Popular, la CNMV no movió un dedo y tras su resolución y entrega al Santander por un euro, Liberbank fue uno de los que más sufrió en bolsa. Y por cierto,
salir a cotizar (algo que hizo en mayo de 2013) no le ha ido bien -las acciones se mueven en torno a un euro-, demostrando que el parqué no es un salvavidas.
Y ojo, tras el
nuevo ERE,
que afecta a 525 empleados, no hay que olvidar que se acerca la
segunda oleada de fusiones bancarias. En concreto, tras el caso Popular, el Gobierno quiere que los grandes bancos estén preparados para
absorber a los medianos:
Ibercaja,
Unicaja y
Liberbank (Kutxabank no entra en el saco porque seguirá siendo caja de ahorros y propiedad exclusiva del PNV). Siempre se había dicho que Liberbank era para el
Santander porque los
Masaveu tienen el 5,7% del banco que preside Menéndez y son los segundos accionistas individuales del que dirige Ana Botín. Pero después de que el Santander se quedara con el Popular, ha vuelto a aparecer
Caixabank como posible comprador, aunque necesita tiempo… tras la compra de BPI, el banco portugués centra la mayoría de sus esfuerzos.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com