Decíamos ayer que aumenta el riesgo de FCC en México por la consulta para detener la ampliación del aeropuerto de la capital que, si va hasta el final, supone un quebranto de 543 millones en el negocio de la constructora. Pues bien, esa consulta, impulsada por López Obrador, próximo presidente de México (asume el cargo el 1 de diciembre), ya se ha celebrado y ha ganado su propuesta: cancelar el proyecto y, a cambio, reacondicionar el aeropuerto de la capital azteca y añadir dos pistas a una base aérea militar.

El referéndum a la catalana, sin garantías y duramente criticado por los partidos -no ha tenido el visto bueno de la autoridad electoral-, forma parte del guion del futuro Gobierno. AMLO ha asegurado, de hecho, que tendrá en cuenta el resultado. El 69,95% de los que han votado, algo más de un millón de personas, han apoyado la cancelación de las obras y el resto, un 29%, la continuación del actual proyecto, iniciado en 2015 con un presupuesto de unos 13.000 millones.

Obrador pone en guardia a los inversores internacionales al dar un mazazo a la reputación de México 

Pero hay que decirlo todo: es un proyecto nacional, con un país de 130 millones de habitantes, aunque afecta sobre todo a la capital, con una población superior a los ocho millones de personas. Si López Obrador paraliza el proyecto, pone en juego la propia reputación de México.

López Obrador, en cualquier caso, pasa al ataque directo contra el magnate Carlos Slim, con el que ya se enfrentó por el mismo motivo durante la campaña electoral. Slim es, además de accionista de control de FCC, uno de los impulsores del grupo empresarial formado con otras constructoras, la española Acciona y socios locales (CICSA, GIA, Prodemex, Hermes Infraestructura, ICA).

La confederación de empresarios ha lanzado ya un llamamiento al futuro presidente para que se continúen las obras

Obviamente, el resultado de la polémica consulta -ha durado cuatro días, desde el jueves- ha tenido ya un efecto negativo en la cotización del peso mexicano, aunque es solo una antesala del nuevo cuño que llega en la política de infraestructuras, que pone en guardia a los inversores internacionales. Para AMLO, esa obra es demasiado costosa y está llena de corrupción.

La confederación de empresarios ha lanzado ya un llamamiento al futuro presidente para que se continúen las obras y no dé un “paso hacia el abismo”, aunque el equipo de López Obrador, por su parte, ha anunciado una revisión de los compromisos y obligaciones del Estado -ha sido el gran proyecto en obra pública del saliente Peña Nieto- sin perjudicar por ello los derechos de los inversores y bonistas.