Los musulmanes pro-turcos bombardean una catedral cristiana de Armenia
El pasado 9 de noviembre se firmó un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán, tras la disputa del territorio de Nagorno Karabaj. El acuerdo se firmó con la influencia de Rusia y de Turquía. La batalla se libró durante 44 días contra una comunidad unida de armenios -unos 150.000, rodeados por Azerbaiyán-.
El acuerdo se saldó con la entrega por parte de Armenia (país cristiano) a Azerbaiyán (país musulmán) de territorios en Nagorno Karabaj, una zona en la que viven muchos cristianos y cuyos ciudadanos votaron en 2017 para llamarla República de Artsaj.
La negociación de la tregua la dirigió el presidente ruso, Vladimir Putin, y ha conllevado, por un lado, que Armenia renuncie a un tercio de un territorio que históricamente siempre ha sido suyo y, por el otro, premiar a Azerbaiyán por un ataque militar masivo, apoyado por Turquía, explica Religión en Libertad.
Pues bien: el acuerdo ya está teniendo consecuencias negativas para los cristianos que viven en Nagorno Karabaj, según ha explicado la cardióloga Lilian Grigorian, de origen armenio y afincada en España, a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Grigorian explicó que esta crisis va a tener “consecuencias lamentables” en el futuro del cristianismo en Armenia
Grigorian explicó que esta crisis va a tener “consecuencias lamentables” en el futuro del cristianismo en Armenia. Explicó que la fe cristiana “es una seña de identidad muy importante para el pueblo”, pero es “uno de los motivos de este odio étnico que estamos sufriendo por parte de la población azerí musulmana”.
Afirmó que incluso antes de que se “haga efectiva esa cesión”, están ocurriendo “actos de vandalismo” como la “destrucción de iglesias y cementerios”, que son “monumentos históricos que tienen miles de años” en el país. “Se está salvando lo que se puede”, dijo.
Por ello, los cristianos, que son la mayoría en la región de Karabaj, están abandonando sus hogares y con ello, “miles de iglesias y monasterios” están quedando abandonados.
Añadió que el acuerdo resulta primero en una “crisis humanitaria y sanitaria brutal”, pues todos los armenios que habitan “los territorios que Nagorno Karabaj tiene que ceder a Azerbaiyán”, “están abandonando sus casas” y están llegando a Armenia en condición de “refugiados” y “necesitados de todo tipo de ayuda”.
En Armenia “hay una crisis interna” y está “al borde de una guerra civil” por el confrontamiento que hay entre el Ejecutivo y la oposición
Finalmente, Grigorian pidió a la comunidad internacional que ayude a Armenia. Dijo que la única vía para salvar a los armenios étnicos y lograr que tengan una “paz real y verdadera” es que todos los países reconozcan su derecho a la autodeterminación y la independencia del territorio de Artsaj, como dijo Alfred Maurice de Zayas, alto funcionario de la ONU, experto en derecho internacional y derechos humanos, resumió Aciprensa.
A todo esto hay que añadir que hay expertos que afirman que el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán esconde, bajo el pretexto de la guerra, un genocidio cristiano, recoge Religión en Libertad de National Catholic Register.
Para los observadores atentos y las propias víctimas, la agresión de este año tiene todas las características de un genocidio cristiano: iniciado por los turcos otomanos en 1895, se intensificó con el Movimiento de los Jóvenes Turcos entre 1915 y 1923, continuó contra los griegos en 1950 y ahora lo ha reiniciado el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, cuyo sueño es restaurar el poder y el territorio otomanos.
Turquía tiene una actitud beligerante que empeorará a medida que Erdogan consiga desviar la atención de una economía fracasada y se acerque el aniversario de la república turca
La evidencia de genocidio es especialmente terrible para los armenios porque sugiere que Azerbaiyán y Turquía no se detendrán hasta que hayan "limpiado" esta cuna de la cristiandad de su pueblo nativo.
Preguntado sobre los motivos de Turquía, el analista de defensa del American Enterprise Institute (AEI), Michael Rubin, es tajante: "Principalmente, animosidad contra los armenios como pueblo y contra el cristianismo como religión”. Rubin añadió que Erdogan no tiene ningún derecho histórico sobre Artsaj y ninguna excusa de seguridad para fomentar la guerra. Además de ser anticristiano, sus motivos son políticos y nacionalistas: "Turquía tiene una actitud beligerante que empeorará a medida que Erdogan consiga desviar la atención de una economía fracasada y se acerque el aniversario de la república turca", fundada en 1923.
Aram Hamparian, director ejecutivo del Armenian National Committee of America [Comité National Armenio de Estados Unidos] resumió que "lo que está en juego es Erdogan intentando acabar el trabajo de 1915”.