Hasta al acomodaticio Garamendi le parece una locura los seis meses de estado de alarma
Tarde del lunes, rueda de prensa del inefable doctor Simón. Un día después de que su jefe, Pedro Sánchez, anunciara que nos pretende encerrar por seis meses, nada menos, nuestro científico de cámara cambia de registro -con evidencias científicas, naturalmente- y nos anuncia que viene lo peor, que las ucis están al borde del colapso y que la curva no se aplana: ha vuelto la campaña del miedo.
La OMS pide confinamientos y el doctor Simón vuelve a transmutarse en Frankenstein: asegura que habrá colapsos en las UCI
Cuando la redactora del ABC le reprocha sus continuos cambios de diagnóstico, siempre paralelos a los intereses del Gobierno a quien sirve, Simón, que acepta todo tipo de críticas con tal de que sean constructivas, asegura que criticar al epidemiólogo es como “matar al mensajero”. Es más, ante la ligera coña de la redactora quien, con toda razón, identifica a los científicos que guían al Ejecutivo con el doctor Simón, éste asegura que si no sea dan los nombres de tales “científicos” y “expertos” que asesoran al Gobierno es porque son miríadas y miríadas: imposible enumerarlos.
Y aquí estamos. El gran engaño continúa y el desastre económico también. Al fondo, lo que contradice toda la política del gobierno sociopodemita es la vieja máxima paulina: el que no trabaja, que no coma.
No saben hacer otra cosa: el Gobierno Sánchez canaliza el dinero europeo por las autonomías, en lugar de por empresarios y gestores, aunque sean públicos
Veamos. Por de pronto, el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi se rebela: cerrar España por seis meses es una locura. Justo mientras ese otro busto parlante de la factoría Sánchez, la ministra Carolina Darias, no acepta ni discutir con el PP si el cierre debe ser por dos meses: “No pongas palos en las ruedas”, derechona.
Y es que el Gobierno sociopodemita continúa a lo suyo: dar limosnas al pueblo, que no empleo. Y limosnas, ojo, pagadas, con el dinero de los demás, de la clase media que saca adelante el país. Hoy martes, se presentan los Presupuestos del Estado para 2021 y el desacuerdo está en que los podemitas exigen que se obligue a los propietarios de vivienda a alquilar las suyas al precio que ellos digan y a quienes ellos digan y que se amplíe el ingreso mínimo vital (IMV)… sin contraprestación alguna por parte del beneficiario hacia la sociedad que le alimenta. La izquierda da limosnas con el dinero de los demás pero nunca proporciona trabajo digno.
Mientras, a un doctor Simón transmutado en Frankenstein se une la OMS, cómo no, que exige confinamientos hogareños, como los de marzo y abril, es decir, arrestos domiciliarios.
Seguimos sin ver un sólo proyecto empresarial directo para captar fondos europeos
Y es que no saben hacer otra cosa: el Gobierno Sánchez canaliza el dinero europeo -si es que llega- por la vía de las autonomías, en lugar de por empresarios y gestores, aunque sean públicos porque sí, este es el momento de la empresa pública, de un nuevo INI, ya lo privatizaremos.
A estas alturas seguimos sin ver un sólo proyecto empresarial directo para captar fondos europeos, mientas, en un acceso de verborrea realmente estúpida, los ministros de la Corona continúan hablando sin parar de las “cuatro palancas” para transformar España con ese dinero europeo. Cuatro tópicos indefinibles, como son la digitalización, el cambio climático, la cohesión social y el feminismo. Este último, sin duda, es la solución definitiva para toda la economía española. Crea empleos de calidad, sobre todo entre las feministas y en el Ministerio de Igualdad.
No me extraña que hasta Garamendi pierda los nervios.
Al final, España necesita, no sólo perderle el miedo al virus y una política económica que reindustrialice el país. Necesita ante todo, un cambio de filosofía -en el gobierno lo veo imposible- y en la gente, regido por el precitado principio: el que no trabaja que no coma. Lo que traducido a la política económica, significa: a la gente no le des limosnas, dale trabajo.