La ONU ha abandonado sus principios y los ha trocado por una serie de filántropos, tipo George Soros, con terminales en diversos países. Por ejemplo en España, con entre otros, la aquiescencia entusiasta de Pedro Sánchez
La Organización de Naciones Unidas (ONU) cumple 75 años de edad y aprovecha el aniversario para culminar su proceso de degeneración. Proceso de embrutecimiento paulatino que podríamos resumir así: la ONU ha pasado de defender el derecho a la vida a defender el llamado derecho al aborto.
Y en 2020, 75 años después, ya no se trata de evitar la III Guerra Mundial sino de terminar con la civilización cristiana. Y de paso reducir la libertad de una raza humana que para el Nuevo Orden Mundial (NOM), que tiene en Naciones Unidas su principal ariete ideológico, resulta ingobernable y planeticida. Ahora, lo que importa no son los derechos del hombre, sino los derechos del planeta tierra.
Y de paso reducir la libertad de una raza humana que, para el Nuevo Orden Mundial (NOM), resulta ingobernable y planeticida
La excusa es el coronavirus. Según el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, ante el peor desafío al que se ha enfrentado la organización. Pues no: el comunismo fue mucho peor.
En realidad, la Declaración de los Derechos del Hombre, gloria de la ONU, se firmó en diciembre de 1948. El problema comenzó con el paso de los derechos humanos (vida, justicia, libertad, paz) a los llamados de segunda generación -por ejemplo el derecho a la vivienda digna o el derecho a la diversidad sexual), que son los que el neocomunismo, por ejemplo, Podemos, califica como “derechos sociales”. Por lo general, los derechos de segunda generación se hacen a costa del dinero los demás o de las libertades de los demás.
En 2020 la excusa es el coronavirus, según el secretario Guterres, el peor desafío al que se ha enfrentado la organización. Pues no: el comunismo, por ejemplo, fue mucho peor
Otra diferencia entre los derechos de primera generación es que son más espirituales que los de segunda generación. Y una postrera diferencia es que el listado de derechos sociales, los de Podemos, jamás se agotan. Es más, cada día surge uno nuevo.
Pero la degeneración real llegó cuando se invirtieron los conceptos de bien y de mal. Se entiende muy bien con el ejemplo inicial: en la ONU se ha pasado del derecho a la vida al derecho a matar, por ejemplo el derecho de matar a que una madre mate a su propio hijo en su propio seno… y llamarlo derecho. O el derecho al suicidio, reprobado por todo tipo de cultos y culturas y hoy convertido en derecho a la eutanasia.
En realidad, la Declaración de los Derechos del Hombre, gloria de la ONU, se firmó en diciembre de 1948
No, el reto de Naciones Unidas no es la pandemia coronavírica. Eso casi es lo de menos. Y aunque lo fuera, no es competencia de Naciones Unidas sino de la unidad de todas las naciones, que es otra cosa.
Además se ha producido una peligrosa des-politización de la ONU paralela a una re-ideologización de la entidad. Esto se concreta en que la ONU ha abandonado sus principios y los ha trocado por una serie de filántropos, tipo George Soros, con terminales en diversos países. Por ejemplo en España, con entre otros, la aquiescencia entusiasta de Pedro Sánchez.
Los derechos de segunda generación es lo que el neocomunismo, por ejemplo, Podemos, llama derechos sociales
El cambio en la ONU, propiciado por tipos como George Soros, se explica con una imagen sencilla. tras cualquier tragedia, Naciones Unidas llegaba con alimentos y medicinas, hoy lo pimero que reparte son anticonceptivos.