El Fisco, es decir, Teresa Ribera, es la gran beneficiaria del contubernio verde, que es lo que opina Galán. España debería contar con un Charles De Gaulle, quien promocionó la energía nuclear
El precio de la luz continúa disparado pero la vicepresidenta del ramo, Teresa Ribera repite que la culpa la tiene el Partido Popular y amplía la medidas ecológicas bajo el lema “¿No querías caldo? Toma dos tazas”.
Eso sí, abrumada por lo que ya es un clamor popular y por la demagogia creada por sus socios podemitas con la ‘pobreza energética’, Ribera se ha visto obligada a suspender, temporalmente, el cobro de algunos impuestos, aunque éstos no constituyen la única razón de la subida de la tarifa.
Ni toda la pedantería que es capaz de desplegar doña Teresa, la más lista de la clase, ha servido esta vez para imponer sus criterios verdes. El Gobierno bajará el IVA.
Y Galán tiene razón: el gran beneficiado no es el planeta, sino Hacienda
Y es que el culpable del precio de la luz es la ecología. Ya saben, el cambio climático, el calentamiento mental y demás tópicos del momento presente, incluida la muñeca Greta. Ahora bien, ¿por qué la tarifa de la luz bate marcas? Porque firmamos el Acuerdo de París y tenemos un Gobierno verde. Y todo lo verde resulta carísimo, sobre todo si se aplica como lo hace doña Teresa: a lo bestia y de la noche a la mañana.
Por el contrario, la clave de la subida de la tarifa de la luz son los derechos de emisión de CO2, que ya han superado los 50 euros por tonelada. Es así como el Acuerdo de París ha provocado una mercado especulativo, el de los derechos de emisión que en nada ayuda al Tercer Mundo pero que encarece la luz en Occidente. Una tomadura de pelo, oiga.
Y Galán tiene razón: el gran beneficiado no es el planeta, sino la Hacienda pública de Marisú Montero.
¿Por qué la tarifa de la luz bate marcas? Porque firmamos el Acuerdo de París y tenemos un Gobierno, el de Sánchez y Ribera, verde, extraordinariamente verde… y todo lo verde resulta oneroso, carísimo.
Además, todo el esfuerzo ecológico del Acuerdo de París, que a España, la más lista de la clase, incluso le parece escaso, se basa en la desaparición del CO2. Ahora, reparen en que los derechos de emisión de CO2 -por eso sube la luz- han superado los 50 euros por tonelada: la conclusión resulta obvia.
De Gaulle cerró la segunda guerra mundial con un pacto: energía barata, salarios altos. España necesita un De Gaulle
Y esto es bello e instructivo, porque revela que hasta Ignacio Galán tiene razón: el gran beneficiado del ominoso mercado de derechos de emisión y de la subida de la tarida de la luz ni es el planeta ni son las eléctricas: es Hacienda. El Fisco, es decir, Teresa Ribera, es la gran beneficiaria del contubernio verde y que un país como España, necesitado de reindustrializarse o condenado al paro crónico, se empeñe en deslumbrar en la asignatura ecología, es como de chiste. Mejor que el sobresaliente en ecología se lo dieran a otro, pero una talibán como Ribera es incapaz de renunciar a la matrícula.
Yo aconsejaría que en esta materia tomarán nota de la intervenciones de Josu Joz Imaz, el Ceo de la petrolera Repsol, que opta por ser verde pero no por ser tonto.
Y lo mejor de todo sería optar por Charles De Gaulle. Aquel francés insufrible optó por cerrar la segunda guerra mundial, con una Francia devastada, con un pacto por la industria: energía barata -por eso promocionó la energía nuclear- a cambio de unos salarios -costes laborales- altos. De esta forma, consiguió hacer una industria competitiva y calmar la cuestión social: dos pájaros con un solo tiro.
En España, al menos en la Administración Sánchez, no veo ningún De Gaulle.
¿Por qué la tarifa de la luz bate marcas en España? Porque firmamos el Acuerdo de París sobre Cambio Climático y porque tenemos un Gobierno verde. Al menos, españolito: no seas tan ingenuo de pensar que Teresa Ribera lo hace por tu bien. Todo lo verde resulta caro. A veces, insufriblemente caro.