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Lorenzo Amor, el representante español por antonomasia de los autónomos españoles ha empleado la misma palabra que Hispanidad para resumir el Decreto de Medidas Urgentes Complementarias (nada menos que “más de 50”, no lo olviden): “chapuza”. Para ser exactos, Amor, en declaraciones a La Razón ha dicho que “las medidas del Gobierno son un parche y una chapuza que nos están llevando a la ruina”.
Amor se queja, con razón de que la perdedora en la batalla interna del Ejecutivo, la vicepresidenta Nadia Calviño -otro síndrome de Estocolmo, sólo que, éste, dentro del Gobierno- afirmara que si de algún colectivo “nos hemos preocupado” es de los autónomos. Por supuesto que sí, campeona, os habéis preocupado, pero no ocupado, porque son más de 3 millones de votos de gente que mira mucho el marco legal en el que les obligáis a desenvolverse porque son personas que se fabrican su propio empleo y se forjan su propio sueldo a costa de mucho riesgo y mucho sacrificio. ¿Que no pagan las mismas cuotas sociales que una empresa? Claro, y tampoco tienen ni la mitad de derechos que los trabajadores de esas empresas. Piensen en el paro que no tienen -no, no lo tienen- o en la jubilación mínima que les quedará parecida en cuantía a las no contributivas. El autónomo se fabrican su propio empleo y su propia jubilación.
El decreto de medidas económicas del martes camina en dirección opuesta: “a beneficio de los huérfanos y de los pobres de la capital”
Son además, gente que trabaja más que los asalariados y funcionarios y con vocación empresarial, pues muchos de ellos crean su propio puesto de trabajo.
No piden subvenciones, piden que el Estado les deje trabajar en paz. Por ejemplo, que no pare la economía, porque, si lo hace, no ingresan y si no ingresan, de poco les vale que les retrasen el pago de cotizaciones. Porque la funcionaria Nadia Calviño les vende que una moratoria en pago de cuotas es una gran ayuda. ¡Anda ya! No es de extrañar que Lorenzo Amor se cabree.
Para entendernos, lo que el coronavirus va a provocar es la eliminación fulminante del Estado del Bienestar, en el que Europa vive desde el final del II Guerra Mundial. Es el esquema que le gusta a Pablo Iglesias. Natural, él nunca ha creado empleo ni ha ganado dinero alguno pero le encanta manejar el dinero de los impuestos para presumir de generoso… con el dinero de los demás.
Pues bien, no hay dinero para sostener al ciudadano desde la cuna a la tumba y, además, en una sociedad globalizada, esa protección se ha vuelto injusta porque el dinero público, aunque Pablo Iglesias, como buen comunista, no se haya enterado, no existe. Sale de los impuestos que pagamos entre todos. Y así, el Estado del Bienestar ha degenerado en una gran legión de vagos -sí, de vagos- que se aprovecha de los elementos más creativos y productivos de la sociedad: el autónomo, que tiene en si mismo el embrión de un empresario.
La chapuza económica del martes demuestra que Iglesias sigue siendo comunista y controla el gobierno de Sánchez
El autónomo es el hombre que funciona al margen del Estado del Bienestar, renuncia a sus prebendas, renuncia la bajas por enfermedad y se saca él solito las castañas del fuego. Es un individualista enormemente solidario porque le sale muy barato al Estado, tanto en atención médica, como en subsidio de paro, como en pensiones
Y naturalmente, eso no tiene nada que ver con el texto aprobado ayer en Consejo de Ministros y presentado en sociedad por ese gran embustero que es el neocomunista Pablo Iglesias. Un decreto (verlo aquí completo) que puede resumirse con la vieja chirigota: “a beneficio de los huérfanos, los huérfanos, y de los pobres de la capital”. Naturalmente, con el dinero de los demás, de los elementos más productivos de la sociedad, de las empresas y autónomos a quien un PSOE cada ve más podemizado, se empeña en perseguir.
En efecto, con el decreto del martes se ha impuesto en Moncloa otra chapuza podemita, demagógica, presentada con dolor y sentimiento, mucho sentimiento, por don Pablo Iglesias, en su línea: a beneficios de los huérfanos y de los pobres de la capital.
Las tragaderas de Nadia Calviño: cualquier cosa con tal de permanecer en el cargo de vicepresidenta
Medidas que, por cierto, obligará a subir aún más los impuestos y a hundir más la economía española. Amor tiene razón: la política económica de Sánchez frente al coronavirus nos lleva a la ruina. La política a adoptar sería la contraria: reducción de impuestos y, sobre todo, de trabas a la actividad productiva, a sí como suprimir la cuotas sociales y cambiarlas por IVA para el pago de pensiones. Favorecer al autónomo y al empresario, sobre todo, al pequeño empresario.
Resumiendo: el PSOE se podemiza… aún más y en el peor momento. El coronavirus terminará con el Estado del Bienestar y apunta a una sociedad de autónomos… pero Sánchez no se entera, porque es un personaje al que sólo le importa una cosa: permanecer en su sillón de mando el mayor tiempo posible. Más que un resistente comienza a ser un usurpador. Y en estas, un personaje ensoberbecido y demagogo, Pablo Iglesias, ha llenado el vacío ideológico de Pedro Sánchez. Lógico. Se cumple asi la profecía: con Podemos llegará el caos. Y llegó... y llegará aún más.