Repsol insiste en la transición energética y el objetivo de ser cero emisiones en 2050, pero el proceso no es fácil y hay imprevistos (como el coronavirus, que ha desplomado los precios del crudo y gas, y el consumo de energía)
Los resultados del segundo trimestre, y por ende del primer semestre, de Repsol ha reflejado cómo la metamorfosis del negocio le está costando trabajo y en este proceso, que no es fácil, la pandemia del coronavirus no ha sido de ayuda. De hecho, ha tenido unas pérdidas de 2.484 millones de euros hasta junio, aunque la bolsa no le ha castigado demasiado (las acciones han bajado un 1,17%) porque mantiene el objetivo de repartir un dividendo de 1 euro por acción este año.
La energética ha sufrido el impacto de la pandemia, que ha sido de 2.673 millones en el primer semestre. En concreto, en la valoración de inventarios el efecto ha sido de 1.088 millones y en la revisión de las hipótesis de precios futuros y el ajuste del valor de los activos de upstream, de 1.585 millones.
En concreto, por negocios, el resultado de upstream ha sido de 51 millones de pérdidas en el primer semestre, 697 millones inferior al de hace un año, por los menores precios de crudo y gas, y por la interrupción por fuerza mayor en Libia. En la división de Corporación y otros, el resultado ha sido de -219 millones. Por su parte, Industrial -donde se integran los negocios de refino y química- ha tenido un resultado positivo de 296 millones, un 33,9% inferior al de hace un año (448 millones). Y por último, el resultado de Comercial y Renovables ha sido de 163 millones, frente al de 265 millones de hace un año (-38,5%).
El nuevo plan estratégico a 2025 se conocerá en noviembre: “La remuneración al accionista es una de nuestras prioridades y se basará en dos puntos: ser atractivos frente a nuestros competidores y serlo respecto a los principales del Ibex”, afirma Imaz
Tras las pérdidas y el fuerte impacto en upstream, Repsol ha elevado en 100 millones tanto la reducción de gastos operativos como la de inversiones recogidas en su Plan de Resiliencia 2020. En concreto, ahora prevé bajar los gastos en 450 millones y las inversiones en 1.100 millones. Un plan ante la crisis del coronavirus que también tiene entre sus prioridades la reducción de deuda neta: en concreto, esta se ha situado en 3.987 millones al cierre del primer semestre, 500 millones menos que a finales de marzo. Además, la compañía dará a conocer su nuevo plan estratégico a 2025 el próximo noviembre. “La remuneración al accionista es una de nuestras prioridades y se basará en dos puntos: ser atractivos frente a nuestros competidores y serlo respecto a los principales del Ibex”, ha señalado el CEO, Josu Jon Imaz, en la conferencia con analistas e inversores. “Se pagará con efectivo”, por tanto, sin nuevo endeudamiento, ha añadido.
La energética que preside Antonio Brufau también insiste en apostar por la transición energética y presume de ser la primera petrolera que se comprometió a alcanzar las cero emisiones netas en 2050. Este jueves, ha anunciado su entrada en las renovables de Chile a través de una joint venture con el Grupo Ibereólica Renovables: hará una ampliación de capital de 168 millones y así podrá acceder a una cartera de proyectos verdes en operación, construcción o desarrollo de más de 1.600 MW hasta 2025, con la posibilidad de superar los 2.600 MW en 2030.
Al final, el mercado le ha castigado, bajando por debajo del Ibex35 pero sin aspavientos. El IBEX se estancó y Repsol sólo bajó 1,17%. Pudo haber sido mucho peor.