Las cuentas no salen y reducir deuda no basta
PRISA cierra 2019 con unas pérdidas de 182,3 millones de euros (M€), no muy lejos de los 269,3 M€ de pérdidas de 2018.
El grupo multimedia facturó 1.065 M€, apenas 30.000 euros más que el año anterior, una variación del 0,002%. Si a estos ingresos les descontamos la partida de aprovisionamientos, la cual ha pesado más este 2019, 170,2 M€ frente a 159 M€ de 2018, la cuenta de resultados no empieza con buen pie.
Además, los gastos de personal de 342,58 M€ varían lo mismo que la facturación, ni un 0,05% y, otros gastos de explotación apenas han mejorado un 3,5% totalizando 391,62 M€. Solamente estas dos últimas partidas representan el 68% del importe neto de la cifra de negocios. Si a estas dos les sumamos los aprovisionamientos ya mencionados junto con otras partidas de menor importe, nos queda un resultado de explotación de 95,5 M€. Esto es, un resultado de explotación que no llega al 9%.
Si no tuviésemos deuda, tampoco sería mal negocio, pero con un resultado financiero de -76 M€ y unos impuestos que amanecen lo mismo que sale el sol, de -61 M€, el resultado del periodo por operaciones continuadas ya ronda los -45 M€.
La cuenta quedaría cerrada en este punto en muchos casos. Sin embargo, existen eventos que afectan más allá de estas operaciones continuadas. En septiembre de 2019, PRISA había acordado vender a Cofina SGPS, S.A. la participación del 94,69% de su filial Vertix, que a su vez participa en Media Capital, estableciendo un Enterprise Value (o valor de empresa) sobre esta última de 255 M€. Esto equivalía a 170,6 M€. Y, el 23 de diciembre de 2019, esta oferta se modificó a la cantidad de 123,3 M€ en base a un Enterprise Value final de 205 M€.
Esta operación supone añadir un segundo escalón en las operaciones continuadas antes de llegar al resultado consolidado. Esto es, unas pérdidas contables por operaciones interrumpidas de -131,6 M€: 76,4 M€ son deterioro del fondo de comercio y 55,2 M€ deterioro adicional por reversión del valor de la transacción. Por consiguiente, la fuerte caída del activo no corriente de 813,3 M€ en 2018 a 652,4 M€ en 2019, de la mano de los cambios en el inmovilizado intangible.
Por otro lado, el Grupo PRISA mantiene un número elevado de contratos de arrendamiento de activos como arrendatario, en su mayoría edificios y oficinas y, por lo tanto, afectados por la nueva NIIF 16. Ésta sustituye a la antigua NIC 17 desde el 1 de enero de 2019 y, con esta entrada en vigor, ahora todos los arrendamientos quedan registrados en el balance, donde los operativos tienen un impacto similar al de los anteriores arrendamientos financieros. Es decir, una parte como gasto de amortización del activo por derecho de uso, y un segundo componente de gasto financiero por la actualización del pasivo que surge por el arrendamiento.
Esto último ha supuesto el registro de un pasivo financiero por importe de 155,2 M€ y en contrapartida, un activo material e intangible por el derecho de uso.
En resumen, la empresa no levanta balance; liquidación a las puertas: patrimonio neto negativo, un pasivo que crece representando el 114% del total activo en 2018 y 126% en 2019, y un activo donde tiene más peso el corriente que inversiones e inmovilizado. La empresa habría quebrado hace tiempo si no fuera por el apoyo de los bancos acreedores, liderados por el Santander, que busca la fusión de El País con El Mundo. O sea, estás quebrado pero te compras a la competencia.