Sánchez es un pusilánime y cuando intenta disimular su cobardía se convierte en patético
Una vez más, el problema de Pedro Sánchez es de cobardía. No reconoció a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela y, encima, como hace todo pusilánime cogido ‘in fraganti’, su canciller, José Borrell, arremetió contra los periodistas, que no comprendían la prudentísima actitud de España. Es decir, que no entendían la cobardía de solicitarle a un dictador que abandone el poder.
Guiadó está sometido a obediencia masónica: mejor que convoque elecciones y se marche a su casa
Y ojo, porque el apoyo a Guaidó no debe hacerse con alharacas: tiene obediencia masónica y todos sabemos lo que eso significa. Como buen masón, aceptará el apoyo de la izquierda y de la derecha con tal de fastidiar a la Iglesia y, sobre todo, intentará un consenso sobre principios progres y cristófobos a los que bien se apuntaría Nicolás Maduro. Lo mejor para Venezuela, país hispano, sería que Maduro se marchara a Cuba y que Guaidó organizara la transición y luego se marchara a su casa.
El cretinismo altanero de Borrell (“Es España quien está remolcando a Europa”) ridiculiza aún más a nuestro país en la esfera internacional
Pero volvamos a la cobardía vergonzante y vergonzosa de don Pedro Sánchez. Hasta Nicolás Maduro, dictador bananero de Venezuela, así como su Gobierno, tienen toda la razón en este caso: ¿Por qué, en lugar de exigir -siempre bajo el paraguas de Europa, no nos vayan a replicar- elecciones en Venezuela, no convoca Sánchez elecciones en España? Es lo mismo que cuando el presidente (don Pedro jamás perdona) fuerza la dimisión de su enemiga Susana Díaz por haber ganado unas elecciones… cuando él ha perdido dos.
Y aún tiene la desfachatez (Borrell) de revolverse contra Donald Trump, cuando la Administración americana ha hecho lo mismo que tenía que haber hecho la española: amenazar a Maduro con una respuesta “significativa” si detiene a Juan Guaidó.
Putin se equivoca con Venezuela. El apoyo de China era esperable
Pedro Sánchez es un pusilánime y cuando intenta disimular su cobardía se convierte en patético.
Y en cuanto a la esfera internacional, Putin se equivoca. No debe apoyar a Maduro sólo por fastidiar a Occidente. Putin no debe olvidar que Rusia es Occidente. Siempre lo ha sido y simepe debe serlo. Lo de China y Xi Jinping era esprable: la tiranía comunista trata de socavar Occidente. Lo hará con todas las armas a su alcance.