Comparecen ante los medios los ministros de Sanidad, Salvador Illa y de Fomento, José Luis Ábalos. Con las cifra de fallecidos a la baja, el Ejecutivo saca pecho: estamos en el pico, como ya advertimos -cierto, desde hace dos semanas- porque el confinamiento, nuestro confinamiento, ha sido un éxito.

Y así es, claro está. Como no podía ser de otra manera. Es más, si el arresto domiciliario durara para siempre no habría contagio alguno. Es lo que podríamos llamar la solución final… y el éxito definitivo de Moncloa, ¡oh sí! Podríamos llamarlo la tautología del éxito.

Los datos avalan que el confinamiento fue un éxito. Claro, y si el arresto domiciliario durara para siempre no habría contagio alguno. Es lo que podríamos llamar la solución final

Y claro, con tanto autobombo ha llegado la demencia gubernamental. Salvador Illa acostumbra a anunciar las cosas 14 veces hasta que se da cuenta de que lo que propone es una barbaridad (acuérdense de las mascarillas obligatorias) y entonces empieza a dudar.

Ahora duda, con eso que este pueblo cachondo ya ha bautizado como las ‘Arcas de Noé’, una chifladura de primer orden, ante la que mis queridos colegas periodistas -sigo haciéndome cruces- ni se inmutan.

Ojo al dato: se trata de aislar, confinar, encarcelar, sea en hoteles, pabellones feriales o en cuadras, a los positivos asintomáticos. Imaginemos que el Gobierno tiene razón cuando acepta que el 15% de los españoles están contagiados. Un 15% de la población superan los 7 millones de españoles. Qué menos que la séptima parte de esos contagiados por el Covid-19 no haya desarrollado síntomas.

Muletilla favorita del Gobierno para justificar sus medidas represivas: "en base a evidencias científicas"

O sea, ministro Illa, que su maravilloso plan tras el confinamiento general consiste en aislar a 1 millón de españoles en hoteles o pabellones feriales.

Y todo ello como repiten los ministros más papanatas, casi todos, por ejemplo Illa, resulta que el Gobierno sólo actúa siguiendo “evidencias científicas”. A ver filósofo: si es evidente no es científico y si ha necesitado de la ciencia es porque no era evidente. En cualquier caso, ¿cuál ha sido el “experto” que te ha aconsejado que encierres a un millón de españoles en celdas de aislamiento, sean de lujo o de paja? Ni Stalin, inventor de la ingeniería social, se hubiera atrevido a tanto.

¿Y si sólo aislamos a 10.000? Y entonces, ¿qué hacemos con los 990.000 contagiadores restantes?  

Sánchez ofrece Pactos de la Moncloa... pero partiendo de su ideología: más poder para el gobierno, menos para la sociedad

La otra noticia es que Sánchez ofrece unos nuevos Pactos de La Moncloa. Esto Ábalos lo vende de miedo. Pero, eso sí, en 24 horas el ministro más audaz y más chulesco del Gabinete aclara las condiciones previas para participar en la fiesta del consenso nacional, que ya incoara en su rueda de prensa del domingo: esto está abierto a todo el mundo siempre que se cumplan dos cuestiones previas, no negociables: en política, discrepar del Gobierno -unidad de acción- es traicionar al pueblo en su lucha contra el coronavirus, emergencia histórica. Segundo, en economía. Y de eso hablamos al hablar de Pactos de La Moncloa: debe hacerse bajo el principio socialista de más gobierno y menos sociedad, es decir, camino de la tiranía. Y esto, como Ábalos expresara el domingo sin que se le moviera el tupé, es una lección que, tras el coronavirus, ya han aprendido “hasta en ambientes liberales”. ¿Qué ambientes liberales frecuentará don José Luis?

Una última cosa: mientras Illa y Ábalos le lavaban el cerebro a los mentalmente débiles, el líder del Partido Popular, el principal aliado para los Pactos de La Moncloa, apoyará el nuevo arresto domiciliario de la población española, nada menos que hasta el 26 de abril, momento en que todos estaremos, tras 45 días privados de libertad, más zumbados que las maracas de Machín, como la señora de la meme que circula por las redes sociales, refugio de la libertad de expresión en España.

Pablo Casado pierde la oportunidad de ser alternativa: aprobará la prórroga del confinamiento social

Con ello, don Pablo ha perdido la oportunidad de convertirse en alternativa a Sánchez. Ha pasado de ser esperanza de los españoles con cabeza a ser un cómplice de Pedro Sánchez. Y además un poco tonto, porque si quiere que respaldes sus barbaridades, al menos pide algo a cambio.