Ana Botín da marcha atrás y no sustituye a Jose Antonio Álvarez (derecha) por Andrea Orcel (centro). Sale carísimo
Ana Botín ha dado marcha atrás al fichaje de Andrea Orcel como consejero delegado del grupo para no tener que pagarle una prima de 56 millones de euros y, ojo, un salario que rondaría los 11 millones de euros anuales. Iba a ser, sin duda, el CEO bancario mejor pagado de España.
“El consejo considera que sería inaceptable para un banco comercial como Santander hacer frente al coste de contratar a una persona, aunque sea de este nivel y esta trayectoria a la luz de los valores de la entidad y de la responsabilidad que tiene con sus stakeholders y las sociedades de los países en los que opera”, señala la entidad en el comunicado remitido en la tarde de este martes.
Lo cierto es que Orcel tiene un acuerdo con UBS –similar al que tiene el CEO del banco suizo, Sergio Ermotti-, por el que tiene derecho a cobrar un bonus diferido previsto para los próximos siete años y que se eleva hasta los 56 millones de euros. No obstante, hay una regla no escrita por la que, en casos similares, la entidad que ficha al directivo paga a medias con el banco saliente el bonus que le correspondería al banquero en cuestión. En el caso de Orcel, sin embargo, UBS se ha negado en rotundo. Si te vas, te marchas con los bolsillos vacíos.
Orcel iba a ser el CEO bancario mejor pagado de España
¿Qué sucede con José Antonio Álvarez? El CEO del grupo fue catapultado hacia arriba –fue nombrado presidente de Santander España y vicepresidente del grupo- y ahora retoma su puesto de CEO. Y para que no parezca que la entidad está jugando con él, le mantiene el puesto de vicepresidente del grupo.
Así las cosas, el puesto que queda por cubrir es el de presidente del banco en España, cargo que seguirá ostentando Rodrigo Echenique hasta el mes de marzo. Su sucesor será chairman, es decir, el primer ejecutivo de Santander España seguirá siendo Rami Aboukhair que ya no reportará al italiano ‘desnombrado’, sino a Álvarez. Habrá que ver cómo se desarrolla esa relación a partir de ahora, tras la ‘ruptura’ provocada por el fichaje de Orcel.
Y no nos engañemos: la imagen que ha dado el Santander con todo esto no es buena.