Siemens Gamesa pasa la mano por el hombro a Iberdrola
Los nuevos vientos de paz entre Iberdrola y Siemens Gamesa serán más visibles a partir de ahora tras el acuerdo entre las dos compañías para nombrar a David Mesonero como director financiero, avanzado por Reuters.
Mesonero, yerno de Sánchez Galán, fue el único director general que se salvó de la quema de la reestructuración del equipo del consejero delegado, Markus Tacke, en octubre de 2017 (en la imagen, a la derecha de Mesonero), en plena crisis de la compañía, en bolsa y resultados. Había sido uno de los artífices de la fusión y sobrevivió al frente del área de Desarrollo Corporativo, Estrategia e Innovación.
Mesonero estuvo en Iberdrola antes que en Gamesa y el único director general que sobrevive a la reestructuración
Mesonero trabajó en Iberdrola antes de incorporarse a Gamesa. En concreto, como adjunto al director de Desarrollo de Iberdrola Renovables. Después siguió en eólica, en la que fue escalando puestos, pero su mantenimiento en el cargo no evitó una guerra entre toda regla entre la eléctrica, socio minoritario (8%), y el gigante alemán (59%).
El detonante que puso de garras a Galán fueron los excesos en el gobierno corporativo, duramente criticados por el presidente de Iberdrola. El campo de batalla estalló en la junta general de Siemens Gamesa, en la que la alemana rechazó las dos propuestas de la eléctrica para mejorar la gestión y ratificar la sede española.
Siemens se ablanda ahora para dejar las finanzas en una mano amiga, David Mesonero
A esa guerra siguió otra, con amenaza incluida de llevar a los tribunales a la alemana para obligarle a lanzar una OPA, pero se desinfló finalmente, entre otras cosas porque la CNMV consideró que se habían cumplido los requisitos que permitieron que fuera lanzada unos meses antes.
Siemens se ablanda ahora, con la sonrisa de Iberdrola, para dejar las finanzas en una mano amiga, David Mesonero. Sigue a otros gestos amables, en forma de contratos por parte de la eléctrica. Por ejemplo, la compra de 136 aerogeneradores para un parque eólico en Brasil, con una potencia de 471 megavatios y una inversión de 1.000 millones de euros.