Álvarez Pallete y edificio Telefónica en la Gran Vía
Una de las curiosidades de Telefónica, que acaba de presentar sus resultados correspondientes al primer semestre el que es su presidente, José María Álvarez Pallete, tiene más crédito ante el mercado y en el sector que todo su equipo. Y cuando hablo de equipo me refiero tanto al Consjeo como a los directivos. Entre estos últimos, disponen de un buen profesional como CEO pero que huye del mundo y le deja todo el protagonismo al presidente, sobre el que recae,de este modo toda la responsabilidad. El número tres de Telefónica es otro gran profesional… que vive en provincias. Del consejo podríamos decir algo similar, pero no es el momento para hablar de humedades.
Es decir, Pallete navega entre una pasado que se exhibe, más de lo que debira, y un presente que se esconde, más de lo que debiera.
A la compañía le falta pegada, sobre todo pegada bursátil. Por eso, unos resultados que, en un sector como el de las telecos, no pueden calificarse de malos, aunque tampoco son como para tirar cohetes, la Bolsa de Madrid haya respondido con una bofetón.
Luego me extiendo pero, en principio, tenemos unos ingresos y un ebitda estancados, una deuda que vuelve a crecer y, eso sí, unos resultados de explotación ala baja.
La bolsa se disgusta con Telefónica: mismos ingresos, mismo ebitda… y la deuda vuelve a crecer. Lo mejor, el ajuste de costes
Geográficamente, Reino Unido y Alemania van bien, España necesita espabilarse y en Brasil hay mucho que invertir antes que tener mucho que ganar.
Desglosemos los datos del primer semestre pero lo más importante es que Telefónica tiene que romper definitivamente con el pasado y reforzar el presente. El mercado que le ha vuelto la espalda, no va aceptar una empresa de las dimensiones de Telefónica convertida en monarquía: necesita confiar en un equipo… y sólo confía en su líder.
Respecto a los datos… bueno, lo cierto es que vamos avanzando ya a una buena marcha dentro del tremendo estrés al que están sometiendo las compañías del IBEX a los analistas económicos, comprimiendo la presentación de sus cuentas en unos pocos días y, además, cerca de las vacaciones estivales. Telefónica está haciendo un esfuerzo por ajustar su pesada estructura a una competencia creciente dentro del mercado de las telecomunicaciones.
La verdad es que parece que el trimestre no ha ido tan bien como el primero, pero mantiene el crecimiento, aunque en estos momentos de ajustes todos los datos son con matices. El resultado neto obtenido asciende a 1.787 millones de euros (M€) que supone un 2,8% más que durante el mismo periodo del año anterior. Un dato: en el trimestre obtiene un resultado de 862M€ mientras que en el primero fueron 925M€ los que obtuvo.
La cifra de negocios, 24.121M€, resulta un 0,9% inferior a la registrada en 2018 ya que los accesos también han descendido un 3,1% prácticamente en todos los servicios, pero aquí está influyendo también uno de los matices que ya comentaba y que es la salida del perímetro, por desinversión durante el semestre, de Telefónica Nicaragua y Guatemala, así como la sociedad Antares. Estas operaciones afectan en varios puntos de la cuenta de resultados y de diversas formas.
Reino Unido y Alemania tiran del carro, Alemania mucho menos
Por áreas geográficas, España solo crece respecto a 2018 en ventas un 0,3% y su resultado operativo un 6,6%, Alemania un +1,1% y +24,8%, la peligrosa Telefónica Reino Unido +5,8% y 19,6%, Brasil, anteriormente palanca de crecimiento -3,8% en ventas y -9,1% en resultado operativo en Hispano América del Sur -7,6% y -8,6%. Está claro que las llamadas economías emergentes empiezan a decaer reduciendo sus aportaciones al negocio y que el negocio en Reino Unido, que presenta un sustancioso progreso, supone una incógnita importante que verá su resolución dentro de muy pocas fechas.
Los gastos por operaciones descienden un 1,2%, en especial, resaltar los de personal (-3,1%), para mí uno de los caballos de Troya de la compañía, ya que registra el impacto de las desinversiones y dotaciones de reestructuración. Excluyendo las primeras el crecimiento es de un 5,5% para una plantilla de 118.384 empleados (-3,4% interanual), los resultados por enajenación de activos llegan a los 442M€, 390M€ más que en 2018, debido a la venta de compañías y 34M€ por el edificio de Telefónica en Barcelona. El EBITDA registrado es de 8.179M€ mientras que el de 2018 fue de 8.169M€ (+0,12%), lo que se puede interpretar que las desinversiones han tenido muy poca incidencia en la marcha del negocio.
Otra cosa es el nudo gordiano de la deuda financiera, ya que el resultado financiero del semestre ha sido de -651M€, -411M€ en el primer trimestre y -240M€ en el segundo. Las cifras comparativas con 2018, -383M€, están distorsionadas en el pasado ejercicio por los 400M€ recibidos por una sentencia judicial favorable en Brasil, pero, aun así, la deuda continua su crecimiento y presenta una cifra de 56.585M€ de deuda financiera bruta, que representa un crecimiento del 3,4%, crecimiento importante de +1.883M€.
La deuda neta se reduce en un 5,7% por la generación positiva del flujo de caja por los ingresos de las desinversiones.
De momento el flujo de caja positivo a junio es de casi 1.900M€, casi 370M€ más que en 2018, pero con 406M€ menos de inversiones.
Difícil equilibrio el que está guardando Telefónica, en especial como siempre recalco dentro de un mercado al que la competencia ha llegado en unas condiciones de estructuras mucho más desahogadas, pero por lo que se ve en lo que llevamos de mañana, los inversores están enviando su valor en bolsa a perdidas de 0,13€ (-1,79%) desde la apertura de mercado.
El esfuerzo está ahí.