La última fase del Gobierno Sánchez miseria y esclavitud
Ocurrió ayer miércoles en el Congreso. La ministra Nadia Calviño debatía con el portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, sobre la recuperación.
Ni Calviño, más educada que su presidente y que sus compañeros de Gabinete, cayó en la trapa de la demagogia (deben ser las malas compañías): acusó a Espinosa de los Monteros de ser un nostálgico que quería resucitar el Instituto Nacional de Industria, el INI. Una forma de llamarle franquista en el momento más inoportuno porque, Espinosa de los Monteros no había apuntado hacia ahí… pero yo sí.
El hombre con un trabajo es libre, el mendigo no: depende del limosnero, en este caso el Estado que, encima, le ofrece subsistencia con el dinero de los demás
Veamos, señora Calviño: se dispone usted a conceder un ingreso mínimo vital (IMV) que rondará los 500 euros y que si Pablo iglesias y los podemitas se salen con la suya resultará una duplicidad de la misma renta básica -de unos 450 euros mensuales de media- que ya conceden las comunidades autónomas. Y para siempre, que el IMV “ha venido para quedarse”, claman el reconvertido comunista José Luis Ábalos y los ministros podemitas.
Pues bien, Nadia Calviño, mejor crear empresas públicas que repartir dinero entre los vulnerables, porque el español de bien no quiere una limosna del Estado, lo que quiere es trabajar y ganarse el pan con el sudor de su frente. La limosna atenta contra su dignidad y le hace siervo de quien le paga: el Gobierno, que, por cierto, le paga con el dinero de los demás, de empresarios, autónomos y trabajadores.
El vicepresidente Iglesias pierde los papeles cuando una diputada de Vox le reprocha su hipocresía
¿No dicen ustedes que se ha abierto una nueva etapa con el coronavirus, una nueva sociedad, una nueva realidad? Pues bien, esa sociedad consiste en que si la iniciativa privada se ha quedado exhausta (la han dejado ustedes exhausta al cerrar sus negocios) debe ser el Estado quien cree empresa y puestos de trabajo. Luego ya las privatizaremos, pero ahora toca crear empresas, no limosnas públicas, ahora toca crear el INI señora Calviño. No se lo pide Vox, se lo piden los españoles íntegros. No le reclaman más Estado del Bienestar porque les han dejado ustedes en el supremo malestar del paro, le piden trabajo, empleo. Otra cosa es lo que le soliciten los vagos.
¿Qué cuesta más dinero crear un puesto de trabajo que ofrecer una subvención-limosna pública? Sí, pero la limosna no produce nada, el trabajo sí. Hoy como nunca hay que repetir aquello de que quien no trabaje, que no coma. Porque, además, el hombre con un trabajo es libre, el mendigo no: depende del limosnero, en este caso el Gobierno que, encima, le ofrece subsistencia con el dinero de los demás.
Porque claro resulta que el modelo del Gobierno Sánchez para salir de la crisis no es ni el de Margaret Thatcher -quien redujo el Estado de Bienestar que había llevado al Reino Unido a la quiebra- ni tampoco el de Franklin Roosevelt, que salió de la gran depresión creando puestos de trabajo -no limosnas públicas- a través de un programa de obras públicas intenso.
Respecto a la desescalada… simplemente es un caos. Los empresarios se rebelan, las comunidades también. Porque este Gobierno no sólo es comunista: además es muy chapuzas
No, el modelo Sánchez-Iglesias–Calviño consiste en el muy progresista invento de un ingreso mínimo vital (IMV) una limosna permanente, un alimenta-vagos, el reparto de la miseria mantenido en el tiempo… hasta que no haya miseria que repartir. Y buena parte de la población, convertida en mendigos -perdón, vulnerables- profesionales y permanentes, dependientes del Gobierno, a quien entregarán dócilmente su voto y su libertad por los siglos, sabedores de que si Sánchez e Iglesias dejan de gobernar se les acabarán los 500 euros mensuales… libres de impuestos.
Insisto y la economía siempre viaja imbricada con la libertad… o con la esclavitud. Porque ayer miércoles, también en el Congreso, se desató otra pataleta insultona del ciudadano bolivariano Pablo Iglesias Turrión. Como buen comunista, cada vez que alguien apunta hacia su mentira (el comunismo no es más que una mentira, dijo Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn, que algo sabía de marxismo aplicado) Iglesias monta en cólera. Y como buen rijoso -no es machista, es rijoso-, insultó a la diputada de Vox, Maria Ruiz, quien se había atrevido a destacar la hipocresía del gobierno socio-podemita: que en muchos hospitales colapsados no se ha recibido a los ancianos y se les ha enviado de vuelta a casa o la residencia para morir, en un ensayo general sobrevenido de la futura eutanasia que tramitan Sánchez e Iglesias. Iglesias llamó de todo a la diputada Ruiz: repugnante, miserable, parásito, fascista, inmoral… mientras el encorbatado Sánchez, dos pasos más allá, exigía a Casado, transido el corazón, que trabajara con el Gobierno, que fuera constructivo: el abrazo del oso.
Ni Thatcher ni Roosevelt: Monedero. La receta de Sánchez para salir de la crisis es el guiso bolivariano de Podemos: mendicidad pública en un país de esclavos. Las redes sociales, como se puede ver en la imagen, han acertado una vez más.
Respecto a la desescalada socio-podemita, simplemente es un caos. Los empresarios se rebelan, las comunidades también. Porque este Gobierno no sólo es comunista: además es muy chapuzas.