2024 ha sido un año con gran chispa en RWE y E.On, a pesar de que han tenido menores ingresos por el abaratamiento de la luz y del gas natural. Y es que han ganado tres y nueve veces más que el año anterior, respectivamente.
Este jueves se han conocido los resultados de RWE y se puede hacer el balance de la evolución de las dos principales energéticas alemanas, después de que E.On los publicara hace unas semanas. Eso sí, ambas han aumentado sus respectivas deudas por el incremento de las inversiones. Además, prevén elevadas cifras de resultados para este año, aunque siga habiendo incertidumbre política (en las elecciones federales celebradas el pasado 23 de febrero ganó el candidato de la CDU/CSU, el conservador Friedrich Merz, pero necesita una coalición para gobernar) y macroeconómica (el país que se consideraba la locomotora de Europa ha entrado en recesión y en esto ha influido el mayor coste de la energía tras cometer el error de cerrar las nucleares y verse obligado a disparar el uso del gas y del carbón).
Vayamos por partes. RWE ha visto descender sus ingresos un 14,8%, a 24.439 millones, en gran parte porque la actividad de comercialización de energía aportó 21.047 millones (-15,9%). Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) ha caído un 26,7%, a 5.680 millones; y el beneficioneto se ha triplicado, alcanzando los 5.135 millones.
La deuda neta se ha disparado un 69,7%, hasta 11.177 millones. Esto se debe, principalmente, al incremento de las inversiones de capital. Eso sí, dada “la mayor incertidumbre en el entorno, hemos elevado las provisiones para futuras inversiones. Como consecuencia de una gestión más estricta del riesgo y de unas expectativas de rentabilidad más elevadas, invertiremos menos de lo previsto hasta 2030”, ha explicado el consejero delegado de RWE, Markus Krebber. En concreto, ahora se prevé unas inversiones de 35.000 millones para el período 2025-2030, unos 10 000 millones menos de lo anunciado en un principio,... y en esto influyen los mayores riesgos para los proyectos eólicos marinos en EEUU y la ralentización del crecimiento de la economía del hidrógeno en Europa. Esto no ha gustado nada a los inversores, porque la cotización baja un 3%, a pesar de que ha anunciado un mayor dividendo (1,20 euros por acción, un 9,1% superior) a cuenta de los resultados de 2024 y una subida del 5-10% anual hasta 2030.
RWE prevé unas inversiones de 35.000 millones para el período 2025-2030, unos 10 000 millones menos de lo anunciado en un principio,... y en esto influyen los mayores riesgos para los proyectos eólicos marinos en EEUU y la ralentización del crecimiento de la economía del hidrógeno en Europa. Esto no ha gustado nada a los inversores, porque la cotización baja un 3%
Por su parte, E.On ha registrado un descenso del 14,5% en los ingresos, hasta 80.119 millones. El beneficio neto atribuido ha ascendido a 4.531 millones, casi nueve veces superior al de 2023. Claro que la deuda ha crecido un 9%, hasta 41.067 millones, por las mayores inversiones, que se han incrementado en unos 1.000 millones, hasta 7.500 millones, y de esta cifra, la mayor parte (5.800 millones) se han destinado al negocio de redes energéticas. Para este año, prevén cumplir los objetivos, que se han elevado, y también mayores inversiones (unos 8.600 millones).
A la vista de los resultados presentados, en 2024 E.On ha ganado en ingresos y ha tenido una elevada deuda, mientras RWE le ha sacado algo de ventaja en beneficio neto.