En campaña para las elecciones europeas que se celebrarán entre los días 6 y 9 (este último se vota en España), desde los sectores del petróleo y la energía se pide reimpulsar la industria, ser más pragmáticos y menos sobrerregulación. Todo ello para no perder más terreno con China y EEUU.

En la última Junta de Accionistas de Repsol, el pasado 10 de mayo, su presidente no ejecutivo, Antonio Brufau, advirtió a Teresa Ribera, vicepresidenta ecológica y cabeza de lista del PSOE a las elecciones del 9-J, de que no eran retardistas ni negacionistas, sino “absolutos activistas en la lucha contra el cambio climático”. Asimismo, avisó a la UE de que debe reaccionar ya, pues “apostar sólo por electrificación y obviar la neutralidad tecnológica no es la ruta más eficiente” para reducir emisiones.

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Brufau subrayó la pérdida de peso de la industria sobre el PIB de la UE, que ha pasado del 21,90% al 17,51% entre los años 2010 y 2023, por una regulación excesiva y compleja, una escasa preocupación por la competitividad y el único énfasis en la sostenibilidad (olvidando el resto de elementos del trilema energético -seguridad de suministro y precios asequibles-). Mientras que en EEUU el peso de la industria en su economía ha crecido del 22,56% al 26,11% y en China ha subido del 9,07% al 16,85%.

El peso de la industria sobre el PIB de la UE ha pasado del 21,90% al 17,51% entre los años 2010 y 2023, mientras que en EEUU ha crecido del 22,56% al 26,11% y en China ha subido del 9,07% al 16,85%

Hace unos días, en la 12ª Jornada Anual de Energía de Esade, Javier Solana, presidente de EsadeGeo, refirió que ahora estamos en un proceso de “geopolitización más que de globalización”. Lucas González Ojeda, director en funciones de la Representación de la Comisión Europea en España, recordó que en los últimos años se ha visto que la UE quiere ser climáticamente neutra en 2050, pero ante “la terrible dependencia de socios que no son fiables” que se hizo patente con el inicio de la guerra de Ucrania y “el riesgo de sustituir una dependencia (la del gas ruso) por otra (las baterías y los chips de China), se ha lanzado la Ley de Industria Net-Zero para simplificar el entorno regulatorio y facilitar la producción de dichas tecnologías y productos en la UE. Por su parte, Diego Pavía, CEO de InnoEnergy (empresa financiada por el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología para fomentar el desarrollo energético sostenible), destacó que España está entre los países con energía verde y barata y por ello en una buena posición para poder capturar esa nueva industria. 

Por su parte, Wopke Hoekstra, comisario de Acción por el Clima de la Comisión Europea, apuntó a continuar con la reducción de emisiones, pero “sin olvidar la competitividad”. Esto va en línea con apuesta de la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, por “escalar la capacidad productiva de toda esa industria net-zero y hacerlo rápido en Europa”, aprovechar todas las tecnologías posibles y facilitar los permisos. Y hasta el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, refirió que desde la política se debe hacer “una aportación positiva” y en este reimpulso de la industria a través de “la reindustrialización y la recolocalización”, España tiene una gran oportunidad no exenta de grandes retos y que la energía antes no era un factor de competitividad pero ahora sí. 

Loreto Ordóñez (Engie) destacó que la transición energética debe ser asequible y tecnológicamente neutra, incorporando las moléculas verdes porque “muchos procesos industriales no son electrificables”

Aitor Arzuaga, director general de Alba Emission Free Energy (nuevo emprendimiento de Petronor, filial de Repsol), refirió que “seguiremos consumiendo petróleo, pero hay que conseguir que no acabe en la atmósfera y se capture”, y que se usen más residuos, como a través del biometano y de los combustibles renovales, pues “cada sector tiene que descarbonizarse de la forma más lógica posible y eficiente”. Por ejemplo, apostando por los fertilizantes bajos en carbono y producirlos en Europa, como refirió José Antonio de las Heras, CEO de FertigHy (startup respaldada por Siemens), subrayando que debe hablarse de la dependencia que tiene la industria de la alimentación de los fertilizantes porque pagarán derechos de emisión de CO2 desde 2026 y su precio podría duplicarse.

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Loreto Ordóñez, CEO de Engie, destacó que “sólo invertiremos en descarbonización y transición energética”, pero esta debe ser asequible y tecnológicamente neutra, incorporando las moléculas verdes porque “muchos procesos industriales no son electrificables”, y también se deben revisar los procesos administrativos y agilizar los permisos para los proyectos. Alberto Toril, director para Europa de Breakthrough Energy (grupo de organizaciones fundadas por Bill Gates para acelerar la innovación energía sostenible y tecnologías para reducir emisiones), apuntó que se debe conseguir que “las soluciones verdes sean tan baratas como las marrones”, así como “ser realistas” y apostar por “alianzas y colaboraciones”. 

Más recientemente, la Asociación Española de Operadores de Productores Petrolíferos (AOP) -que está integrada por BP, Cepsa, Galp, Gunvor, Repsol y Saras- ha trasladado a los candidatos al 9-J sus peticiones, destacando una estrategia para la transición de los combustibles líquidos, apostando por los combustibles renovables tanto a nivel nacional como europeo porque facilitan una reducción de las emisiones y lo hacen a un menor coste, por lo que cuentan con el respaldo de los sectores del transporte terrestre, aéreo y marítimo. Asimismo, la AOP se ha unido a la Declaración “More than a Manifesto… an Offer for Europe” que ha realizado FuelsEurope (la homóloga europea de la AOP), la cual advierte de las negativas consecuencias que puede tener en la industria no contar con un marco regulatorio favorable a la competitividad de industrias energéticas.

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