A Sara Aagesen, como a Teresa Ribera, tampoco le gusta la energía nuclear
Sara Aagesen, como su jefa, Teresa Ribera, pasa de la bronca que ha dado la Agencia Internacional de la Energía (AIE) al Gobierno Sánchez sobre el cierre de las nucleares. Y es que sigue omitiendo hablar de la energía nuclear, pese a que contribuye a la lucha contra el cambio climático y genera electricidad sin emitir CO2, y sólo le gusta hablar de las energías renovables.
La secretaria de Estado de Energía ha considerado que “tenemos que acelerar la transición por la crisis climática”, pero también como respuesta a la crisis sanitaria y nte la crisis energética, ha destacado en una jornada sobre el diseño del mercado eléctrico organizada por El Club Español de la Energía. Esa palanca de la transición iría acompañada de una segunda: el diseño del mercado, pues se ha demostrado que “no está preparado para situaciones de estrés”. Asimismo, ha señalado que las renovables son “una palanca de inversión y de oportunidad” y aportan un tercio de la generación total, con un crecimiento de su potencia del 45%. Eso sí, Aagesen ha olvidado que la nuclear ha contribuido con el 20% de la generación en 2020 y lo ha hecho con una potencia que lleva décadas sin cambios (unos 7.000 megavatios -MW-) y un funcionamiento muy estable y seguro. De hecho, muchos son los expertos que consideran a la nuclear como el mejor complemento de las renovables en el camino hacia la descarbonización del sistema eléctrico.
La secretaria de Estado de Energía tampoco ha hecho ninguna mención a que la propuesta de reforma del mercado mayorista (‘pool’) de electricidad de la Comisión Europea frenó la ambición de la propuesta española
Al hilo del crecimiento de la potencia renovable, Aagesen ha destacado el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que actualmente se está revisando para enviarse a Bruselas y que incluye los cierres de los cuatro primeros reactores, así como la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y ha referido que hay “un marco regulatorio con señales adecuadas para las inversiones”, algo que más de un directivo de algunas compañías energéticas (entre ellos, Ignacio S. Galán, Mario Ruiz-Tagle, Antonio Brufau y José Bogas) ha puesto en entredicho en los últimos meses aludiendo a la incertidumbre, a la falta de seguridad jurídica y a la gran complejidad regulatoria.
La secretaria de Estado de Energía ha señalado que “el modelo de fijación precios no es adecuado para la descarbonización ni las situaciones de estrés de precios”. Claro que tampoco ha hecho ninguna mención a que la propuesta de reforma del mercado mayorista (‘pool’) de electricidad de la Comisión Europea frenó la ambición de la propuesta española y que gustó a la patronal eléctrica de nuestro país, no como la de Pedro Sánchez y Teresa Ribera, que suponía una vuelta al Marco Legal y Estable felipista. Aagesen ha referido que “necesitamos contar con mecanismos de capacidad” y tener a la sociedad de la mano en la transición “con precios más asequibles y más cercanos a los costes de generación”, pero lo quieren hacer pasando de una energía barata como es la nuclear. No se entiende.