Si a unos años de sequía le sumas el desprestigio de una marca y lo completas con una sociedad que cada vez opta más por la cerveza u otras alternativas antes que por los vinos o espumosos, tienes la tormenta perfecta para continuar con la agonía de Freixenet: anuncia un ERE para despedir a 180 trabajadores en España, el 24% de la plantilla. 

Vayamos por partes. El gigante del cava ha anunciado un expediente de regulación de empleo (ERE) y lo justifican en la falta de agua que hizo que en 2024 su producción y sus ventas cayeran a un 30% y un 12%, respectivamente. En un comunicado, Freixenet ha justificado el ERE "para reestructurar sus operaciones de producción", ya que la sequía ha empujado al sector del cava "a una crisis sin precedentes".

"La producción de cava ha disminuido en el sector en general y en Freixenet en particular", argumentan, al tiempo que explican que "las reservas reducidas y el aumento de los costes de las materias primas han agravado el desajuste entre la demanda del mercado y la sostenibilidad operativa". Y esperan que las lluvias de este año reviertan la situación la próxima cosecha. 

Pero claro, no podemos perder de vista que no es la primera vez que Freixenet anuncia una reducción de plantilla, de la última hace apenas un año, lo que demuestra una crisis más profunda. El anuncio de un ERTE por causa de fuerza mayor afectó a 615 empleados de una plantilla total de más de 1.000 personas, por tanto, a más del 61% del total. 

Sobre este nuevo anuncio, los sindicatos han vuelto a protestar, no les ha gustado nada y han pedido otras medidas oportunas, sin concretar mucho. UGT de Catalunya y la Unión Sindical Obrera de Cataluña (USOC) han coincidido en rechazar el ERE. UGT ha señalado que las causas alegadas son "en todo caso, temporales" y se ha abierto a buscar otras soluciones, pero no ha propuesto ninguna. 

Razón no le falta al sindicato, si fuera cuestión de sequía, hablaríamos de situación temporal y más a la vista de las lluvias de este año, pero como decimos, no todo es la falta de agua. Recuerden que se trata de otra empresa clásica española, que debido a divisiones familiares, pasó a estar controlada en un 50,7% por los alemanes del grupo Henkell (división de vinos, espumosos y bebidas espirituosas de Geschwister Oetker Group que es propiedad de la familia Oetcker) en 2018. 

Esto ha llevado a que poco a poco la marca pierda prestigio: la pretensión de Dr. Oetker y Carlyle de vender vino espumoso de peor calidad podría colar en los mercados anglosajones, pero lo preocupante es que empezarían a asociar a Freixenet con vinos que estarían lejos del nivel de lo que un día fueron. Asimismo, también podría implicar cambios en la producción, pues no tendría por qué producirse en Cataluña, algo que se lleva advirtiendo desde que las manos extranjeras se hicieron con el control de la compañía.