Las plantas de Alcoa en el complejo industrial de San Ciprián, perteneciente al municipio de Cervo (Lugo), son las únicas que tiene en España, tras haber vendido las de La Coruña y Avilés en 2019
Alcoa se ha vuelto a quejar de los altos costes de energía en España, pese a que ha parado la electrólisis de la planta de San Ciprián (Cervo, Lugo)... y lo ha hecho con acuerdo de la plantilla. Pero cabe preguntarse si cumplirá la promesa de rearranque en dos años o si será una promesa al estilo de las que hace Pedro Sánchez.
No olviden que en su acuerdo (al que llegó tras mucho marear la perdiz con una posible venta de la planta lucense), el fabricante estadounidense de aluminio se comprometió a: mantener salarios y beneficios completos en la parada de dos años, extender contratos de las empresas contratistas, no hacer ningún despido colectivo durante cuatro años (hasta el 31 de diciembre de 2025) y dar luz verde a un nuevo convenio colectivo incluyendo aumentos salariales. Asimismo, comprometió 68 millones de dólares (unos 62,30 millones de euros) para inversiones de capital y 35 millones de dólares (32,07 millones de euros) para costes de reinicio. Además, señaló que buscará obtener lo antes posible acuerdos de compra de energía a largo plazo a partir de 2024 y que la fundición de la planta de aluminio y la refinería de alúmina de San Ciprián seguirán funcionando con normalidad (y de hecho la primera continúa suministrando aluminio a sus clientes).
Harvey advierte: “Acabamos de ver al FMI reducir sus expectativas de crecimiento (...) y creo que eso tiende a comenzar a erosionar un poco parte de la demanda, porque el aluminio está muy ligado al ciclo económico general”. Es decir, le preocupa vender menos aluminio... y por tanto, ganar menos
En este contexto, es relevante la caradura de Roy Harvey: ha destacado que la reducción de las 228.000 toneladas anuales de producción de aluminio primario de San Ciprián (por la parada durante dos años) “permitió a Alcoa evitar una exposición significativa a los altos costes de la energía en España”. Además, el presidente y CEO del fabricante de aluminio recordó que se mantiene la revisión de las operaciones con un enfoque “sitio por sitio” para mejorar aquellas instalaciones que están en la parte superior de la curva de costes.
Eso sí, parece que Harvey se queja un poco por vicio a la luz de los últimos resultados conocidos. Es más, ha llegado a presumir de que “tuvimos un excelente comienzo de año con una rentabilidad récord en el primer trimestre, incluido un Ebitda trimestral que superó los 1.000 millones de dólares (unos 916 millones de euros) por primera vez en nuestra historia”. Por su parte, el beneficio neto se ha disparado un 168%, pasando de 161 millones a 433 millones de euros, y los ingresos han aumentado un 14,7%, a 3.039 millones, tras el aumento del 14% en el precio del aluminio primario... curiosamente. Claro que Harvey ha advertido: “Acabamos de ver al FMI reducir sus expectativas de crecimiento (...) y creo que eso tiende a comenzar a erosionar un poco parte de la demanda, porque el aluminio está muy ligado al ciclo económico general”. Es decir, le preocupa vender menos aluminio... y por tanto, ganar menos.