El PP empieza su estrategia contra el plan de cierres de centrales nucleares en la extremeña Almaraz, la primera que Ribera quiere cargarse
El PP, por fin, defiende la energía nuclear. Lo hace exigiendo ampliar la vida de las centrales y evitar sus cierres (previstos de forma progresiva entre 2027 y 2035, tras el acuerdo entre el Gobierno Sánchez y las energéticas propietarias -Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP- en 2019).
Una defensa que empieza con la vista puesta en los dos reactores de Almaraz, los primeros cierres contemplados en el citado acuerdo para 2027 y 2028, y también en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030. “La central nuclear de Almaraz no se puede ni se debe cerrar porque pone en riesgo no solo la economía local, no solo el desarrollo social de esta región y de esta comarca, sino, además, la estabilidad del sistema eléctrico español”, destacó el pepero Guillermo Mariscal, secretario tercero de la Mesa del Congreso de los Diputados y entre otras cosas, es el coordinador de la ponencia encargada de las relaciones con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y vocal de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Hace unas semanas, Mariscal visitó la central nuclear de Almaraz, que aporta el 7% de la demanda eléctrica nacional (lo que supone cuatro millones de empleos), representa un tercio del tejido industrial de Extremadura y genera 2.900 empleos. De hecho, Almaraz es “la mayor empresa de Extremadura”, como destacó Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear (la asociación que representa a la industria nuclear española), con una contribución anual a su entorno que supera los 97 millones de euros. Es más, con sólo 50 millones de inversiones al año la central nuclear extremeña está en excelentes condiciones para seguir operando más allá de 2027 y figura en los más altos niveles de excelencia de la industria nuclear, según la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO). Además, el reactor I empezó a operar en septiembre de 1983 y la unidad II en julio de 1984, y desde entonces han producido 611.000 GWh de electricidad, 2,3 veces la generada por todas las energías en 2023. Todo esto ilustra que es un gran error cerrarla... y si se hace, lo pagaremos todos los españoles.
Hace un mes, la consultora y auditora PwC habló muy claro al hilo del tema al señalar que prescindir de la energía nuclear a medio y largo plazo es emitir más y comprometer el suministro. Y ojo, lo hizo en boca de Óscar Barrero, su socio director de Energía, días después de que Redeia tuviera que detener el suministro a la gran industria... para evitar un apagón.
Mariscal no ha sido el único diputado que ha visitado Almaraz en las últimas semanas: lo han hecho en total 13 diputados nacionales de PP, PSOE y Vox (cinco pertenecen a la ponencia de relaciones con CSN y otros ocho son representantes de las provincias de Cáceres y Badajoz). Mariscal advirtió que los cuatro principales municipios de la comarca de Campo Arañuelo perderán un 60% en ingresos.Para el PP, su unidad en contra del plan de cierres de centrales nucleares empieza en Extremadura: “Tenemos que lanzar un SOS casi, porque no hay tiempo, no podemos permitirnos una decisión que es totalmente lesiva para Extremadura, que es letal para los municipios del entorno de la central, pero es que además va en contra de la estrategia europea en materia energética y que daña el sistema energético en España”, refirió la diputada cacereña Cristina Teniente. Por ello, no sólo piden ampliar la vida útil de Almaraz para evitar su cierre, y lo mismo para los siete reactores operativos en España, a través de una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados, donde también reclaman que se adopten las medidas necesarias para que el sector industrial nuclear español pueda contribuir a los retos y aprovechar las oportunidades que brinda el Reglamento UE de Ley sobre Industria Cero Emisiones Netas.
En paralelo, el PP que gobierna la Comunidad Valenciana en coalición con Vox ha solicitado reconocer la nuclear como una fuente de energía limpia (recuerden que genera electricidad sin emitir CO2), sostenible e imprescindible dentro de nuestro mix energético. Cabe referir que no es la primera vez que el partido de Santiago Abascal apuesta por la nuclear, pues además la considera clave en la soberanía energética de nuestro país, e incluso hace unos meses presentó una proposición no de ley en el Congreso para declarar la nuclear como energía limpia y detener su cierre, donde tuvo el respaldo del PP, pero que al final fracasó por los votos en contra del resto de partidos.
“Tenemos que lanzar un SOS casi, porque no hay tiempo, no podemos permitirnos una decisión que es totalmente lesiva para Extremadura, que es letal para los municipios del entorno de la central, pero es que además va en contra de la estrategia europea en materia energética y que daña el sistema energético en España”, refirió la diputada cacereña Cristina Teniente
No hay que olvidar que la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, ahora pendiente de un doble baile (España y UE) donde le marca el ritmo Pedro Sánchez, es una enemiga de la nuclear, pese a que no emita CO2 y sólo le gustan las energías renovables, a pesar de que estas sean intermitentes. Parece que el discurso se lo ha aprendido bastante bien la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, porque la semana pasada en el Congreso de los Diputados subrayó que España está lista para cerrar todas sus nucleares. Mal vamos.
La iniciativa del PP está bien y si tiene apoyo de Vox también, pero quizá debería oírse más al líder pepero, Alberto Núñez Feijóo, defender la nuclear. Es cierto que lo hizo en septiembre de 2022, cuando pidió que se retrasase el cierre de las nucleares y que se construyeran nuevos reactores, pero hace un año, en campaña para el 23-J sólo hablaba de reabrir el debate nuclear. Un gallego demasiado ambiguo que debe empezar a hablar con más contundencia, por ejemplo, en materia energética.