Los últimos resultados del Santander -primer trimestre del año- ratifican el rumboso ejercicio 2023. Es decir, partimos de que el Santander marcha bien y lo más destacable en términos comparativos es la situación de Santander España que, tras muchos años de malas noticias, parece asentarse. 

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Y sin embargo, analistas conocedores de la entidad pronuncian una frase lapidaria y durísima: el Santander vale más por partes que en su conjunto, la suma de sus partes vale más que el todo consolidado. 

Como no ayuda la doble obediencia -temática y geográfica- que tiene toda la pinta de terminar en fracaso. "Así están más controlados, pensaron, pero lo que estamos en más maniatados. La burocracia se ha multiplicado"

Entendámonos, muchos negocios del Santander funcionan bien, por ejemplo, funciona bien en aquellos países -Alemania- donde el Santander opera como financiera con activo y sin pasivo. Ahora bien, "esto parece el ejército de Pancho Villa". 

De hecho, el CEO, Héctor Grissi, no toma decisiones. Las decisiones las toma la presidenta y el CEO las aplica. Y no mal, por cierto, pero no son sus proyectos. En su día fue una originalidad de Ana Botín, crear un comité de estrategia totalmente separado del Comité de Direccion, que no ha resultado por algo muy sencillo, el Comité de Estrategia también toma decisiones que debería adoptar el Comité de Dirección.

En cualquier caso, lo lógico es que esas unidades rentables relanzaran el consolidado. Pues bien, esto es lo que no ocurre en el Grupo que lidera Ana Botín. 

Parte de culpa puede tenerla el estilo de la Presidente, que siempre tiende a una excesiva rotación de cargos directivos. Pero ese no es el único problema que provoca esa ecuación en la que la suma de las partes vale más que el todo. Por ejemplo, la doble obediencia, a la que un directivo del banco se refirió en su momento como 'estilo Guardia Civil' (ya saben: depende de dos ministerios, Defensa e Interior, ergo no depende de ninguno). En el Santander, la doble obediencia consiste en que cada directivo del Santander reporte a su jefe temático y, al tiempo, a su responsable-país: "Así están más controlados, pensaron, pero lo que estamos en más maniatados. La burocracia se ha multiplicado".

El CEO, Héctor Grissi, no toma decisiones. Las decisiones la toma la presidenta y el CEO las aplica. Y no mal, por cierto, pero no son su proyecto

En resumen, no preocupa ni la solvencia ni la rentabilidad del Santander, una vez encarrilado el problema de España y en vías de solución el crecimiento en Estados Unidos.Tampoco en perímetro. El primer reto que tiene el Santander es de gobernanza. Ana Botín tiene un problema: el Santander vale más por partes que en su conjunto.