Saudi Aramco, la petrolera estatal saudí, tropieza en el inicio del año por el abaratamiento del crudo
Saudi Aramco no celebra en bolsa el caro petróleo ni sus millonarios resultados, pues su cotización se deprecia un 17% en los últimos seis meses. Últimamente a los inversores no les hacen demasiada gracia las participaciones estatales y no se puede olvidar que la petrolera saudí y la más grande del mundo sólo sacó a cotizar el 1,5% de su capital hace casi tres años y aunque hace unos meses barajaba sacar a bolsa su negocio de trading (comercialización), aún no ha concretado nada.
Aramco está olvidando el batacazo del Covid, gracias al encarecimiento del precio del oro negro. Un comportamiento que también se da en la mayoría de compañías de su sector, como en la española Repsol, la anglo-neerlandesa Shell, la francesa TotalEnergies, la italiana Eni, las estadounidenses ExxonMobil y Chevron, la noruega Equinor y la británica BP (pese al fuerte impacto de su salida de Rusia).
Su presidente y CEO, Amin H. Nasser, destaca que la demanda de petróleo “seguirá creciendo durante el resto de la década, dada la necesidad mundial de una energía más asequible y fiable”
En los nueve primeros meses, la petrolera saudí ha disparado un 68% su beneficio neto y un 65% su beneficio operativo (Ebit) hasta 131.858 millones de euros y 245.442 millones, respectivamente. De estas cifras, al tercer trimestre le correspondieron 42.900 millones de ganancia neta, un 39,4% más que en el mismo periodo del año anterior, pero un 12,3% menos que la obtenida entre abril y junio, que fue un récord por el encarecimiento del crudo y la mayor demanda. Por su parte, el Ebit entre julio y septiembre se situó en 81.446 millones, siendo un 40,5% superior al de hace un año, y el flujo libre de caja se elevó un 56%, a 45.563 millones.
Aramco mantiene un alto nivel de dividendos, no obstante la mayor parte van a parar al Estado saudí. Su presidente y CEO, Amin H. Nasser, ha señalado que la demanda de petróleo “seguirá creciendo durante el resto de la década, dada la necesidad mundial de una energía más asequible y fiable”. Y ojo, no se puede olvidar que en las últimas semanas, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha encontrado un aliado en los saudíes para recortar la producción de crudo, como se vio en la última reunión de la OPEP y certificó que Occidente ha perdido el control de la misma. Además, curiosamente otro aliado de Putin es Irán, país donde predomina la rama del islam chíi, mientras que en Arabia Saudí manda el islam suní.