Saudi Aramco también ha notado el abaratamiento del petróleo y del gas, así como los menores márgenes de refino, en sus resultados de 2024, al igual que les ha pasado a la mayoría de compañías de su sector. Este martes, el mercado ha castigado (su cotización desciende más de un 2%) las bajadas de ingresos, beneficio y dividendo.

Un contexto que también han notado la petrolera española Repsol, la lusa Galp, la británica BP, la anglo-neerlandesa Shell, las estadounidenses Chevron y ExxonMobil, la francesa TotalEnergies, la noruega Equinor, la italiana Eni o la brasileña Petrobras. Eso sí, entre las más perjudicadas se ha colocado la mexicana Pemex, que ha vuelto a pérdidas. Por ahora, hay sólo una excepción: Moeve (antes Cepsa, que está controlada por el fondo Mubadala), al haber logrado dejar los números rojos.

Volvamos a la petrolera saudí, que además es la más grande del mundo. Sus ingresos han descendido un 2,9%, a 459.666 millones de euros. Al mismo tiempo, sus gastos operativos han aumentado un 3,9%, a 262.033 millones. El resultado neto operativo (ebit) se ha reducido hasta 195.384 millones y el beneficio neto ha bajado un 13%, a 100.495 millones.

Aramco no repercutirá los menores resultados en sus accionistas (entre los que están el Gobierno saudí y otras instituciones públicas que controlan el 97,6% del capital), pues ha anunciado un dividendo base de 20.226 millones correspondiente al cuarto trimestre, un 4,2% superior al de hace un año; y otro dividendo de 210 millones vinculado al desempeño. Así, en total, la petrolera saudí habrá repartido 118.828 millones en dividendos, un 27% más que en el año 2023. Eso sí, no será igual este año, pues ya ha anunciado que recortará un 31% el dividendo total, hasta 81.706 millones, a pesar de que el presidente y CEO, Amin H. Nasser, ha subrayado que “la demanda mundial de petróleo alcanzó nuevos máximos en 2024 y esperamos un mayor crecimiento en 2025” y ha presumido de que “la disciplina de capital es el núcleo de la estrategia de Aramco”.