La noticia del lunes es que el tirano de Pekín, Xi Jinping, ha amenazado a Europa, aunque sin citarla, naturalmente, con represalias, en el caso de que firme acuerdos con Estados Unidos que perjudiquen a China.
El problema es que cualquier acuerdo de libre comercio que se firme ahora, en plena batalla comercial, con Washington, va contra Pekín, que mantiene con Estados Unidos impuestos arancelarios por encima del 100 por 100. Pero lo cierto es que resultaría una gran oportunidad para que Europa se librara del colonialismo chino.
Un acuerdo entre Europa y América, donde no sería malo añadir a Rusia, Japón, Filipinas y Australia, encerraría a China y a India en su propia contradicción interna de "un país, dos sistemas"... que aúna una feroz tiranía comunista con una feroz economía capitalista de Estado
Es más, la técnica de Donald Trump ha quedado al descubierto: al parecer, todo su teatral ataque arancelario no era contra Europa ni contra el resto del mundo, sino exclusivamente contra China, la gran potencia comercial tramposa, que ha creado su imperio, de corte colonial, a base de 'dumping' social, primero explotando a su propia gente y luego aprovechándose de la inventiva ajena, gracias a su desbordante capital.
Dos etapas de un colonialismo que ahora se ejerce desde Beijing y cuyas víctimas principales son Europa e Hispanoamérica. El siglo XXI es la inversión del siglo XIX en materia colonial.
En principio, la amenaza del lunes de Pascua lanzada por Pekín parece defensiva pero resulta claramente ofensiva. En otras palabras lo que teme Pekín es lo que pretende Trump: un acuerdo en el mundo libre, entre Europa y América -no sólo Estados Unidos sino también la hispanidad- que frenaría el colonialismo chino y volvería a unir algo que nunca debió separarse: política y economía.
Un acuerdo entre Europa y América, donde no sería malo añadir a Rusia, Japón, Filipinas y Australia, encerraría a China y a India en su propia contradicción interna de "un país dos sistemas": que aúna una feroz tiranía comunista con una feroz economía capitalista de Estado.
¿Una alianza de libre comercio en todo el orbe cristiano? ¿Por qué no?
Es decir, el sistema imperante en China y cada día más en la India, dos países que suman 2.800 millones de habitantes, es decir, la tercera parte de la humanidad. Ambos, qué casualidad, extraordinariamente cristófobos. La primera, Pekín incluso está creando su propio área de influencia de países satélites, lo mismo que la vieja Unión Soviética. Son los que ha visitado Xi Jinping en su reciente gira por el sureste asiático.
En resumen, sería excelente que Bruselas y Washington cerraran una zona de libre comercio del mundo libre: Europa más América, a la que convendría sumar a Filipinas, Japón, Australia, Corea del Sur, Taiwan y, lo más importante: la América hispana, al menos aquellos países no controlados por tiranos prochinos, con Nicolás Maduro a la cabeza.
¿Una alianza de libre comercio en todo el orbe cristiano? ¿Por qué no?