Las emisiones netas del Tesoro alcanzarán los 60.000 millones de euros en 2025, esto es, 5.000 millones más que en 2024 (un 9% más), principalmente por la gota fría de Valencia. En la misma línea ascendente, las emisiones brutas se dispararán un 7,4% hasta los 278.488 millones de euros, principalmente por el aumento de las amortizaciones.

Lo que llama la atención de la estrategia del Tesoro para el año que comienza y que fue presentada este martes por Paula Conthe, secretaria general del Tesoro y Financiación Internacional, es el argumento para justificar esos 5.000 millones más: al parecer, son para pagar el desastre de la gota fría que asoló Valencia, principalmente. Es decir, los imprevistos los pagamos con más deuda, en lugar de hacerlo con un remanente, como hace cualquier familia con una mínima capacidad de ahorro, o un gobernante mínimamente responsable con el dinero de los contribuyentes.

De momento, según Carlos Cuerpo, se han abonado 1.162 millones de euros a los afectados por la gota fría. De esa cantidad, 831 millones corresponden al Consorcio de Compensación de Seguros.

El ministro de Economía, Comercio y Empresa compareció en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros -minutos antes de que lo hiciera Conthe en la sede del ministerio- y presumió, ‘again’, de creación de empleo. Pero no se engañen: el Gobierno no está creando empleo, está repartiendo el empleo ya existente.

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El empleo es un desastre y el Gobierno no se plantea reducir las cuotas sociales, lo que convierte la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) en algo un pelín más complicado. ¿Por qué? La Carta Social Europea establece que el SMI debe alcanzar el 60% del salario medio, pero en términos netos, no brutos, lo que dificulta alcanzar el objetivo. Sería mucho más factible si Moncloa eliminase las cuotas sociales del SMI, cosa que no se plantea.

Otrosí: el SMI, actualmente en 15.876 euros brutos anuales, ha alcanzado el mínimo exento del IRPF. Subirlo supondría que el receptor del SMI, supuestamente vulnerable, debería pagar IRPF y, por tanto, tendría menos dinero en el bolsillo que si no tuviera que hacerlo.

La solución sería subir el SMI, incluso más allá del 60% del salario medio, y eliminar las cuotas sociales. A más a más, lo ideal sería eliminar totalmente los impuestos al trabajo y sustituirlos por IVA.