
Orona gana altura, como se ha podido ver en los resultados de 2024 que se han aprobado en su reciente Asamblea General Ordinaria. Unas cifras que también reflejan un buen rumbo tras haber dejado de formar parte de la Corporación Mondragón y cambiar de director general el pasado 30 de mayo. Y es que ha superado los 1.100 millones de euros en ingresos, lo que supone un récord en su historia (la cual empezó en 1967), y ha elevado el resultado bruto de explotación (ebitda).
Con sede en Hernani (Guipúzcoa), Orona es el quinto grupo europeo en soluciones de movilidad vertical de personas -dedicándose principalmente a ascensores, escaleras mecánicas, rampas, salvaescaleras y plataformas elevadoras-. La cifra de ventas ha superado por primera vez los 1.100 millones, lo que supone un aumento del 10% respecto a la obtenida el año anterior (1.009 millones). Por su parte, el ebitda ha tenido un notable crecimiento, ascendiendo a 168 millones. Asimismo, la plantilla ha seguido incrementándose, alcanzando las 6.486 personas, frente a las 6.111 del año 2023. Eso sí, las inversiones se han situado en 18 millones y se han destinado, sobre todo, a nuevas tecnologías e I+D, aunque la cifra es bastante menor que la de 2023 (64,1 millones).
La plantilla ha seguido incrementándose, alcanzando las 6.486 personas, frente a las 6.111 del año 2023. Eso sí, las inversiones se han situado en 18 millones, una cifra bastante menor que la de 2023 (64,1 millones)
Unos buenos resultados de 2024, un año en el que Orona cambió de director general. En concreto, el pasado 30 de mayo, el Consejo Rector de la compañía cesó a AitorAzkarate como director general, que llevaba tres años a los mandos, y nombró a Oier Lizarazu.
Al hablar de Orona cabe recordar que a finales de 2022, al igual que la constructora Ulma, decidieron abandonar la Corporación Mondragón, la mayor cooperativa del mundo y que está muy ligada al PNV y a EH Bildu. Estas dos empresas representaban el 30% del beneficio y el 15% de las ventas de Mondragón.
En la decisión del adiós influyó el hecho de que aportaran más de lo que recibían de la cooperativa y que esta les restara autonomía. Tampoco les hacía demasiada gracia rescatar a otras empresas (como pasó en su día con Fagor) con el fondo de apoyo solidario intercooperativo: este último se nutría a través de un fondo solidario al que cada cooperativa dedica el 4% de sus beneficios y de otro fondo para el crecimiento y diversificación al que cada empresa aporta el 7% de sus ganancias-. Y como dice el refrán español, no hay dos sin tres, porque también hubo un motivo corporativo detrás del adiós: en 2011 se buscaba un sustituto para el presidente de Mondragón, José María Aldecoa, y aunque Javier Mutuberria, entonces director general de Orona, estaba entre los candidatos… al final, en el verano de 2016 se eligió a Iñigo Ucín, pero la relación entre este último y Mutuberria no era buena. Por cierto, Ucín se ha jubilado el pasado verano y le ha relevado Pello Rodríguez el 1 de agosto.
Orona se dedica a instalar, sustituir, mantener y modernizar ascensores, así como a escaleras mecánicas y rampas, salvaescaleras y plataformas elevadoras. A pesar de haber abandonado la Corporación Mondragón, en su página web presume de que “nuestro modelo empresarial cooperativo, vertebra nuestra forma de ser comprometida y social”. Si se la compara con otras empresas del sector de la elevación, a Orona le ha ido bastante bien, pues ha logrado un fuerte crecimiento de ingresos (+10%), superior al que han tenido el grupo suizo Schindler (-2,2%) y el estadounidense Otis (+0,4%). Eso sí, en cifras contantes y sonantes, la compañía vasca no ha ganado: sus 1.100 millones se han quedado bastante lejos de los 11.882 millones de Schindler y los 13.684 millones de Otis.