Carlos Torres y Onur Genç, antes de la presentación de resultados a la prensa
Carlos Torres ya no quiere hablar del caso Cenyt o Villarejo, al menos con la prensa, y así lo ha demostrado este miércoles, durante la presentación de resultados anuales del banco. No ha respondido a ninguna de las preguntas relacionadas con el caso, ni siquiera después del archivo definitivo de la causa contra Repsol y Caixabank, que ha dejado a BBVA como única empresa imputada.
Torres no quiere hablar, mientras el juez, lejos de cerrar la instrucción, se dispone a prorrogarla durante otros seis meses más a instancias del fiscal Cavaleiro, que ha pedido nuevas diligencias. La instrucción se podría alargar hasta el mes de agosto. Otros seis meses más de calvario que podrían convertirse en muerte si el juez mantiene la imputación y la entidad pasa a la fase de juicio oral como imputada. Torres le estaría poniendo en bandeja al BCE para que le exigiera su cese.
Porque si un banco marcha mal, el BCE puede exigirle ampliar capital, realizar ajustes, etc., y no el cese del primer ejecutivo, pero si el problema es de reputación -en este caso, problema serio- puede exigir la salida del presidente.
Uno de los problemas que arrastra el BBVA desde hace años y que se agravó tras el ERE de 2021, es el malestar de la plantilla de la red en España. Un problema que, sin embargo, no existe para Onur Genç, y menos aún tras lograr el banco -los trabajadores- estos resultados históricos. “Creo que se sienten orgullosos por estas cifras”, afirmó. Genç se refirió, además, a la encuesta de satisfacción que realiza anualmente una empresa externa y cuya conclusión es que ha habido una “mejora significativa” de la satisfacción de los empleados, algo que contrasta con el malestar mostrado, por ejemplo, con las oficinas unipersonales o ‘matapersonas’.
En cualquier caso, una plantilla no está contenta por haber obtenido resultados récord, sino porque es bien tratada. Lo mismo sucede con los clientes. Recuerda a aquello que decía un usuario, tras ser atendido por atención al cliente de una empresa: no me ha solucionado el problema, pero me ha atendido muy amablemente. En definitiva, los buenos resultados no implican que los empleados y los clientes vayan a estar más contentos.
Torres aprovechó para contestar, sin citar, a Ione Belarra y a Yolanda Díaz, que horas antes arremetieron contra el banco. “La historia está repleta de ejemplos de economías y sociedades que abandonaron la iniciativa privada y empresarial por otro tipo de modelos, con resultados catastróficos”
Vamos con el capítulo dividendo, que el banco ha aumentado significativamente hasta el 47% de pay out, a pesar de los reiterados mensajes de prudencia del BCE y el Banco de España. Según Torres, el supervisor, que no se ha puesto en contacto directo con ellos, hace esas advertencias en público y con carácter general. Al BBVA no le afectan, y por eso ha elevado el dividendo. Pero el supervisor no lo dice porque el banco vaya mal o regular, sino porque sigue habiendo una elevadísima incertidumbre en el plano económico. En cualquier caso, lo que debería preocupar no es que el BCE haga esas advertencias en privado -es como se han hecho siempre- sino en público.
El BBVA pagará 225 millones de euros por el impuesto a la banca. Torres no aclaró si lo recurrirán o no, pero sí aprovechó para contestar, sin citar, a Ione Belarra y a Yolanda Díaz, que horas antes arremetieron contra el banco. “La historia está repleta de ejemplos de economías y sociedades que abandonaron la iniciativa privada y empresarial por otro tipo de modelos, con resultados catastróficos”, afirmó. “Más allá de unas declaraciones u otras, el modelo de país que tenemos, confío en que seguirá estando basado en eso que funciona, que es la economía de mercado”, señaló.
Por último, lo que ya hemos comentado en alguna ocasión: Torres está obsesionado con la sostenibilidad y la descarbonización. De hecho, ese es, junto a la digitalización, el eje de la estrategia del BBVA. Tanto es así que para la rueda de prensa ya no facilita los informes en papel, sino únicamente en formato digital, que es mucho más sostenible, aunque mucho más incómodo para trabajar. Todo sea por el planeta.