
La pregunta es si está en condiciones para mejorarla, porque para hacerlo tendrá que asumir un esfuerzo extra y, además, la mejora tendrá que ser en dinero, no en acciones. El caso es que la prima inicial del 30%, sobre un precio de 1,73 euros/acción (fue el cierre del 8 de mayo de 2024, el día anterior a la OPA hostil), ha desaparecido por completo. De hecho, según fuentes del mercado, la prima ha sido negativa todos los días desde el 20 de enero. Actualmente, tras el cierre del martes 8, es del -4,5%.
En este contexto, ni siquiera los inversores institucionales -fondos-, que prefieren burro grande, ande o no ande, lo tienen claro. A nadie le gusta perder dinero, tampoco a los fondos, y fiarlo todo a la revalorización bursátil de la entidad resultante.
Sea como fuere, la pelota está actualmente en el tejado de la CNMC que, como dijimos el lunes, no está siendo transparente con el proceso. ¿Qué criterios está utilizando para pedir un dictamen a Cepyme pero no a Foment del Treball, cuando la mayor parte de las pymes afectadas están en Cataluña y Comunidad Valenciana?
No sólo eso: para el último estudio de mercado, actualmente en elaboración, el organismo que dirige Cani Fernández ha solicitado la participación de 40 entidades y organizaciones, de las que sólo 10 intentaron enviar sus alegaciones previamente. Las otras 30 -bancos, fintech, medios de pago, etc.- no mostraron ningún interés previo aunque no es un secreto que están a favor de la OPA: a río revuelto ganancia de pescadores.
Lo más preocupante, no obstante, es que el análisis de Competencia sólo incluye al 5% de las pymes y al 1% del volumen del crédito a pymes, del Sabadell. En otras palabras, la CNMC deja fuera al 95% de las pymes, clientes del Sabadell, en primer lugar porque sólo se fija en aquellas empresas cuya financiación depende exclusivamente de Sabadell y BBVA. Aquellas con un tercer banco implicado no entran en el análisis de Competencia.
Dicho de otra manera, si no cambian las cosas, las conclusiones de la CNMC podrían no reflejar el impacto real de la fusión BBVA-Sabadell sobre las pymes catalanas y valencianas, las más afectadas por la operación.
El Gobierno, mientras tanto, sigue buscando la fórmula para que ambas entidades lleguen a un acuerdo amistoso, no porque en Moncloa preocupe el carácter hostil de la OPA, sino porque al Gobierno no le gustaría tener que decidir: o Junts o PNV se le van a enfadar. Y Salvador Illa no se ha traído el Sabadell de vuelta a casa para que ahora se lo lleven a Bilbao. Conviene recordar que Illa es el barón socialista más importante actualmente: Sánchez no puede perder ni un solo voto catalán.