El precio del petróleo cae y la OPEP se divide. Dos buenas noticias, sobre todo para Europa y para el mundo pobre. El barril del petróleo ya ni sueña con los 80 dólares y anda por los 65... las cosas no pueden ir mejor.

Este chico, el Donald Trump, merece un aplauso, aunque no hace falta que se lo den: ya se los autoproporciona él mismo.

Nos alarman los analistas asegurando que los mercados financieros están al borde del colapso y que las autoridades monetarias tienen que intervenir. Encuentro muy lógicos sus desvelos: los llamados inversores -más bien especuladores- bursátiles viven de los índices, del mercado de deuda y acciones (y divisas)... que tienen que ver con la economía real tanto como el zapato al pie. Y sí, los zapatos son importantes pero mis pies lo son mucho más.

La crisis del mercado de deuda no es buena, como ninguna crisis, pero supone que, allá al fondo, los políticos derrochones no podrán derrochar tanto. Y el hundimiento de las cotizaciones de una empresa no son buenas ante cualquier ampliación de capital para aumentar la producción, pero también los derrumbes bursátiles fuerzan a los gestores a ocuparse de lo que tienen que ocuparse: del beneficio, no de la cotización.

Pero lo mejor es cuando me dicen que los aranceles de Trump han provocado una bajada del precio del petróleo, precios en descenso ya prolongado. Es una gran noticia, no sólo para una Europa que apenas produce crudo sino para el Tercer Mundo que ve una salida en casa y no sólo en la emigración-huida.

Y lo mejor es que el precio de crudo cae, no por los aranceles de Trump, sino porque el cartel petrolela OPEP, anda en guerra civil: ¡Qué maravilla!

Con él, también cae la OPEP del gas, es decir, el poder de Rusia e Irán, dos países que controlan el 40% del mercado del gas y que ya no podrán extorsionar a Occidente.

Por último, la guerra civil en la OPEP y la consiguiente reducción de su extorsión a Occidente, también contribuye a detener la locura climática, que tanta ruina provoca en el Tercer Mundo y que ha convertido a Europa en el reino de la esterilidad productiva. ¿Crisis en la OPEP, con sede en la europea ciudad de Viena? ¡Qué maravilla! ¡Eres grande, Donald! Por favor, sigue así, creando incertidumbre en los mercados y abaratamiento de la energía.

La OPEP se hunde: Una buena noticia para Europa y para el Tercer Mundo. Eso sí, la alegría dura poco en casa del pobre pero, por le momento, alegrémonos. El mérito no sólo es de Trump, aunque de eso se le acuse, pero, en el entretanto, ¡qué grande eres, Donald!