En Hispanidad hemos referido varias veces -y las que vendrán, previsiblemente- que en España hay una burbuja especulativa con las renovables, que sigue creciendo y que tiene doble naturaleza: por un lado, muchas compañías del sector cotizan en bolsa con sonoras alzas y caídas (como se ha visto esta semana con EiDF) y, por otro, se dan operaciones de compra y venta donde aparecen fondos y energéticas extranjeras. Y no lo dice solo este medio: hasta el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advirtió de “burbujas verdes” y de que la política de financiar todos los proyectos que se presenten como verdes supone un gran riesgo para la banca. Sin embargo, dicha burbuja no se limita a la geografía española, sino que ha pasado a ser un fenómeno mundial.

Así se puede ver, por ejemplo, en el hecho de que la eléctrica canadiense Algonquin Power & Utilities haya puesto a la venta su 42,5% de Atlantica Sustainable Infrastructure, como informa Expansión. Se trata de la compañía de renovables que fue fundada en 2013 por parte de Abengoa bajo el nombre de Abengoa Yield para ser su filial norteamericana. Unos años más tarde, en 2016, pasó a llamarse Atlantica Yield y con la quiebra de Abengoa, que controlaba el 41,5% de su capital, llegó también el cambio en la propiedad. Entre 2017 y 2018, Algonquin vendió su participación en Atlantica Yield en dos pasos: primero, un 25%, por 607 millones de dólares; y segundo, el 16,5% restante, por 345 millones de dólares. Es decir, Abengoa obtuvo 952 millones de dólares (unos 880,55 millones de euros al tipo de cambio actual). Y más tarde, sumó algunas acciones más en el mercado, llegando al 42,5%; en mayo de 2020, se rebautizó como Atlantica Sustainable Infrastructure; y casi un año después sumó a su portfolio el 49% de una cartera de plantas eólicas en EEUU.

Algonquin tiene una elevada deuda que ya ha despertado críticas, en concreto, las de Starboard Value, un fondo activista que fundó Jeff Smith. Los fondos activistas suelen dar la lata en las empresas y no suelen parar de presionar hasta que consiguen sus objetivos, como ya hemos visto, por ejemplo, en Danone y Cellnex

Sin embargo, ahora no es oro todo lo que reluce en Algonquin. De hecho, tiene un elevado volumen de deuda que ya ha despertado críticas entre su accionariado, en concreto, las de Starboard Value, un fondo activista que fundó Jeff Smith y que posee el 7,5% de Algonquin. Los fondos activistas suelen dar la lata en las empresas y no suelen parar de presionar hasta que consiguen sus objetivos, como ya hemos visto, por ejemplo, en Danone, Vivendi, Cellnex y Enel, entre otras empresas. Starboard Value pidió la venta de todos los negocios de renovables y centrarse en las actividades tradicionales de generación y distribución de electricidad, y recomendó la venta de la mayoría de los activos renovables para sanear el balance. Y parece que la eléctrica canadiense va a hacer caso al fondo activista, porque ya ha puesto a la venta su 42,5% de Atlantica y el dinero que obtenga servirá para repagar deuda y recomprar acciones, como anunció al presentar sus últimos resultados. Además de para reducir deuda, la venta se debe a que “el valor de nuestros activos no es renocido”, según considera el CEO interino, Chris Huskilson (cargo que este veterano de la industria energética ocupa desde el pasado 10 de agosto, ante la renuncia de Arun Banskota a los puestos de presidente y CEO); después se venderán el resto de negocios renovables y así podrán centrarse en el negocio regulado.

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Al hilo de esto, conviene tener en cuenta que Atlantica tiene una capitalización bursátil de unos 2.600 millones de dólares (unos 2.405 millones de euros al tipo de cambio actual). Por eso, la participación del 42,5% valdría unos 1.105 millones de dólares (unos 1.022 millones de euros). Su CEO es Santiago Seage desde hace años, pero no todo va bien en la cuenta de resultados: tiene una deuda bruta de 5.500 millones de dólares (la mayoría por los proyectos de renovables que desarrolla), lo que deja en un segundo plano el beneficio neto de 24,6 millones que obtuvo en el primer semestre o el resultado bruto de explotación (ebitda) de 404 millones o los 554 millones de ingresos.