Sí yo fuera Amparo Moraleda estaría cabreado. Es la nueva vicepresidenta del primer banco del país, Caixabank, por méritos propios. Pero, por mor de las obligatorias cuotas femeninas en los consejos de administración, siempre habrá quien piense que ha sido elegida por ser mujer.

¿Tiene currículo doña Amparo para ese cargo? Por supuesto que sí, sobrado, pero ese es el problema: si no hubiera cuotas nadie dudaría de que hubiera sido nombrada para acompañar a Tomás Muniesa por sus méritos, no por su sexo.

Así que, ¿por qué no nos cargamos las cuotas feministas, perdón, femeninas, en los Consejos de Administración de las compañías cotizadas?