Canadá se suma a la guerra comercial de EEUU y Europa contra China, al anunciar que impondrá aranceles del 100% a los vehículos eléctricos chinos a partir del próximo 1 de octubre. Una medida que se adopta ante la fuerte competencia del gigante asiático en coches eléctricos y que afectará a todos los vehículos que se importen desde ese país, incluso los que fabrica el estadounidense Tesla allí, y que se sumará al impuesto actual del 6,1%.

El Gobierno que lidera Justin Trudeau ha optado por seguir los pasos de EEUU y Europa, aunque se ha inclinado más por el modelo del primero. Recuerden que el país que preside Joe Biden optó por imponer aranceles del 100% a los vehículos eléctricos importados desde China. Mientras tanto en la Unión Europea se fijaron aranceles más pequeños el pasado julio, pero recientemente se han revisado (unos al alza y otros a la baja -por ejemplo, los que afectan a Tesla-) y aún podrían tener cambios porque no entrarán en vigor hasta que se publiquen en el Diario Oficial de la UE… y hay de plazo hasta el próximo 30 de octubre.

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A pesar de que China es el segundo socio comercial de Canadá, Trudeau llevaba tiempo barajando el nuevo arancel, pues a finales de junio abrió un periodo de consultas públicas de 30 días. Ahora le ha dado forma fijándolo en el 100% a partir del 1 de octubre, para intentar hacer frente a la fuerte competencia de los vehículos eléctricos del gigante asiático, una competencia que consideran desleal y que en parte se refleja en el valor de dichas importaciones, que han pasado de 100 millones de dólares (89,7 millones de euros al tipo de cambio actual) en 2022 a 2.200 millones de dólares (1.974 millones de euros) en 2023, según datos de Stadistics Canada que recoge Ok Diario. Asimismo, la medida busca proteger la industria automovilística canadiense, que cuenta con más de 125.000 empleos directos. Además, próximamente, dentro de un mes, también se decidirá imponer tasas adicionales para las importaciones de baterías y sus componentes (entre ellos, los semiconductores) desde China.

Desde el Gobierno de Trudeau no sólo se critican las subvenciones y ayudas del gigante asiático a sus empresas, sino “la política intencional y dirigida por el Estado de China de sobrecapacidad y la falta de normas laborales y ambientales rigurosas”

Desde el Gobierno de Trudeau no sólo se critican las subvenciones y ayudas del gigante asiático a sus empresas, sino “la política intencional y dirigida por el Estado de China de sobrecapacidad y la falta de normas laborales y ambientales rigurosas amenazan a los trabajadores y las empresas de la industria de vehículos eléctricos en todo el mundo”. Claro que la fuerte competencia del gigante asiático no es lo único que afecta al coche eléctrico y que influye en el freno que está teniendo en todo el mundo, sino que se suma la débil demanda, las ineficaces ayudas (o incluso su falta y cancelación) y los elevados costes que supone no sólo para los clientes, sino también para los grupos automovilísticos. De hecho, estos últimos están teniendo dificultades para que dicho vehículo les ofrezca rentabilidad y por eso han aminorado la velocidad en sus planes y siguen apostando por los motores de combustión (gasolina y diésel) y los híbridos, como se ha podido ver recientemente en Ford, que ha cancelado la fabricación del modelo SUV eléctrico porque “no es rentable producirlo”.

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Respecto a las ayudas, Canadá también está barajando limitar las que da para la compra de vehículos cero emisiones y para la instalación de infraestructuras de recarga para productos fabricados en países con los que tengan acuerdos de libre comercio. Ojo, conviene que tenga en cuenta lo que ha sucedido en Alemania: desde el pasado 17 de diciembre, cuando se eliminaron las ayudas a la compra de coches eléctricos, las ventas han caído notablemente.

Claro que Canadá también ha elevado el pulso contra la competencia del gigante asiático más allá del sector automovilístico. De hecho, va a imponer aranceles del 25% para los productos de aluminio y acero que se importen desde allí a partir de mediados de octubre.

Y ojo, porque dentro de este nuevo paso de la guerra comercial se prevé que China responda. Hasta el momento, ya ha denunciado los aranceles europeos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ha puesto en su punto de mira algunos de los productos europeos que importa, como el cerdo (algo que afecta, especialmente, a España), el brandy... y ahora también los lácteos.