Toyota se mantuvo en el trono mundial de ventas en 2022 y también en el español, y tuvo gran crecimiento en Europa, pero no le fue muy bien en su último ejercicio fiscal
La caradura de Toyota ha quedado patente al referir que necesita más masa crítica para producir baterías en Europa, donde es una de las marcas que más crece y líder en España. En concreto, quiere vender más vehículos eléctricos: “cuando nuestro volumen de ventas aquí llegue a 300.000 o 300.000 unidades. Ese es el nivel a partir del cual tiene sentido localizar producción”, ha señalado el CEO de Toyota Europa, Matt Harrison, a Cinco Días.
Al fabricante automovilístico japonés le gusta mucho más vender que fabricar, aunque presume de que su filosofía es producir coches allí donde se venden. Dentro de esto, España puede ser una excepción, porque en 2022 Toyota se convirtió en la marca más vendida (con 75.505 unidades) y en los cinco primeros meses de este año mantiene el liderazgo (con 34.124), pero sólo produce una mínima parte y no lo hace directamente: su furgoneta Proace City se fabrica en una de las plantas que Stellantis tiene en nuestro país, concretamente en la de Vigo. Eso sí, en el resto de Europa empezó a producir en 1971 y ya cuenta con ocho fábricas, que están situadas en Portugal, Francia, República Checa, Turquía, dos en Reino Unido y otras dos en Polonia. Y en 2022, fue una de las marcas asiáticas que más creció dentro de la Unión Europea (662.280, un 7,7% más), por detrás de la surcoreana Hyundai y por delante de la nipona Honda, aunque afortunadamente el ranking siguió encabezado por los grandes fabricantes europeos: el alemán Volkswagen, el franco-italoestadounidense Stellantis y el francés Renault. Además, fue líder mundial en ventas por tercer año consecutivo.
Harrison presume de que “a día de hoy, casi el 70% de lo que vendemos en Europa se construye en Europa”, claro que también apunta que “el mejor lugar para situar nuestra fabricación es donde seamos competitivos en términos de costes, logística
Harrison ha presumido de que “a día de hoy, casi el 70% de lo que vendemos en Europa se construye en Europa”, claro que también ha apuntado que “el mejor lugar para situar nuestra fabricación es donde seamos competitivos en términos de costes, logística”. Y por si esto no bastara, ha añadido: “puede ser que tengamos que reconsiderar nuestra estrategia de producción en el continente”. Y no olviden que en su último ejercicio fiscal cerrado el pasado marzo, a Toyota le pasaron factura la crisis de chips y las caras materias primas.
Al hilo de las declaraciones de Harrison parece que el fabricante automovilístico japonés se une al chantaje por el que han optado otras multinacionales del sector (la alemana Volkswagen, la eslovaca InoBat, la india Tata Motors y la estadounidense Tesla) a España, al calor de las ayudas públicas. Claro que Tesla también coquetea con Italia y con Francia al mismo tiempo para instalar otra fábrica de coches eléctricos en el continente europeo que se sumaría a la que ya tiene en Berlín (Alemania). Y por cierto, los fabricantes de chips también se han lanzado al chantaje en Europa: el estadounidense Intel ha logrado que Alemania aumente su subvención a 10.000 millones de euros para fabricar chips en su territorio, algo que también podría venir bien al taiwanés TSMC, que está negociando las condiciones para instalar también allí una fábrica de semiconductores y que en un principio aspiraba a recibir una subvención del 50% de su inversión.
En paralelo, se ha conocido que Intel ha acordado construir en Israel una fábrica dedicada a producir obleas de chips, según ha avanzado el Gobierno de Benjamin Netanyahu.