Carlos Torres, presidente del BBVA
Carlos Torres ha vuelto a McKinsey, donde los asesores de empresas grandes siempre piensan a lo grande: pretende hacer en el BBVA lo mismo que Ana Botín en el Santander, esto es, convertirlo en un banco de inversión. En esta línea, la entidad anunció este lunes el traslado de su sede de Nueva York a la torre Two Manhattan West, que culminará a finales de 2024. “Este es un paso más en nuestros planes de crecimiento e EE.UU.”, afirmó el banco en un comunicado.
El plan no es crecer en banca doméstica, lógicamente. Esa aventura, que comenzó Francisco González (FG) en 2004 con la compra de Valley Bank en California, tocó a su fin en noviembre de 2020 con la venta de la filial a PNC Financial Services por 11.600 millones de dólares.
Lo que pretende Torres, tres años después de aquello, es avanzar en banca de inversión. Pero eso no se consigue de la noche a la mañana y requiere, en su caso, de un paso previo: potenciar y extender el negocio de banca corporativa, por ejemplo, con el macrocrédito concedido a Amazon, junto al Santander, de 18.600 millones.
Porque no es lo mismo banca de inversión que banca corporativa. La segunda consiste en conceder préstamos a grandes corporaciones, tanto en solitario como acompañado. El de Amazon, por ejemplo, lo ha concedido junto al Santander. Lo diferencial respecto a la banca de inversión es que el dinero prestado es de la entidad. Lo que caracteriza a un banco de inversión, por el contrario, es su capacidad para reunir grandes sumas de dinero en muy poco tiempo, dinero que naturalmente no es suyo.
El problema que afronta el BBVA -como el Santander- es que un banco de inversión no se hace de la noche a la mañana, ni haciendo grandes fichajes ni mucho menos mediante adquisiciones. Además, su fuerza es la banca doméstica, principalmente en España, México y Turquía, que no puede descuidar lo más mínimo. A ver si por jugar a banca de inversión va a perder su posición en banca doméstica.
Todo esto sucede durante el ocaso de la instrucción del caso Villarejo. Torres no ha sido ni será imputado y BBVA SA pasará limpia a juicio oral, casi con total seguridad. En otras palabras, comienza una nueva etapa en la Presidencia de Torres, un mandato que podría estar marcado por su espíritu McKinsey.